El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha posicionado en contra de la propuesta de establecer un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) diferenciado para Cataluña y el País Vasco, como han solicitado partidos como Junts y Bildu. Durante una reunión en Bruselas con la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera, García-Page enfatizó la importancia de defender la unidad y la igualdad entre todos los españoles.
El presidente castellanomanchego argumentó que la unidad no implica renunciar a la pluralidad, sino que la cohesión es fundamental para garantizar derechos y oportunidades equitativas a lo largo de España. «La mayor amenaza a la igualdad entre los españoles la presentan los mismos que atacan la unidad entre los españoles. Unidad equivale a igualdad», afirmó. En este sentido, hizo un llamado al gobierno socialista para que mantenga firme su compromiso con el concepto de unidad de España, resaltando que «la unidad entre los españoles nunca como ahora significa igualdad entre los españoles».
García-Page también subrayó que aquellos que promueven la fragmentación, como Puigdemont y Bildu, buscan desestabilizar el proyecto nacional y propiciar desigualdades. Según él, es crucial que los sindicatos de Cataluña y el País Vasco «tomen nota» y se centren en negociar aumentos salariales para toda la clase trabajadora, en lugar de abogar por mínimos regionales.
Al ser cuestionado sobre su percepción de Bildu y Junts, García-Page dejó claro que no los considera socios de gobierno. Explicó que no es posible dialogar sobre unidad de España ni sobre igualdad con estos grupos, a quienes acusa de tener una agenda que contradice estos principios. «A mí me duele cada cesión o apariencia de cesión que se tiene en el terreno de la unidad de España, porque en el fondo es atacar el proyecto de igualdad que defiendo entre los seres humanos y particularmente entre los españoles», ha expresado.
Por último, García-Page hizo hincapié en que Puigdemont se asemeja más a figuras de extrema derecha y que la consideración de esos partidos como socios es preocupante. Según él, es esencial cuidar las compañías en la política, tanto para salvaguardar la unidad de España como la igualdad entre sus ciudadanos.