El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha manifestado su rechazo a los planes del Gobierno de España concerning a la financiación singular destinada a Cataluña, reiterando las advertencias que ya había expresado en una declaración institucional el pasado 31 de julio, y subrayando que «se acabó el populismo». Estas declaraciones se dieron durante el primer Debate sobre el Estado de Castilla-La Mancha de la legislatura, celebrado en el Parlamento regional.
García-Page hizo un llamado a la «ayuda y colaboración» para enriquecer el debate sobre un modelo de financiación que él considera necesario y que podría alcanzar consensos si se desvincula de las «coyunturas políticas». Según él, se trata de un «modelo muy serio de gestión» que ha estado «mucho tiempo retrasado» y que requiere un debate que no se vea empañado por las luchas partidistas. Afirmó que el futuro modelo de financiación «o es de todos y entre todos, o no lo habrá».
El presidente autonómico anticipó que enfrentará «ataques» debido a su postura, pero aseguró que defenderá únicamente «la camiseta de la región», aunque sea miembro del PSOE. En su intervención, García-Page expresó su firme convicción de que «nunca la unidad de España ha estado tan vinculada a la igualdad», enfatizando que está en la política para promover la igualdad y advirtiendo que quienes intentan romperla actúan por egoísmo.
Defendiendo su postura, García-Page insistió en que su argumento no se basa en un «patriotismo vacío», sino en la búsqueda de un país donde no existan regiones de primera y de segunda. A pesar de los insultos que pueda recibir, aseguró que «ni se imaginan el sueño que me quitan». La soberanía nacional, dijo, debe ser considerada «riqueza nacional» y debe pertenecer a todos.
El presidente también se refirió a la solidaridad que la Constitución establece entre todos los españoles, argumentando que las regiones no deben pagar impuestos como si fueran entidades independientes. En cuanto a los ingresos del Estado, apuntó que estos han crecido el doble en comparación con los ingresos de las comunidades autónomas, lo que, según él, beneficia a la caja general del país en vez de a las regiones.
Con respecto al futuro de Castilla-La Mancha, García-Page afirmó que la comunidad exigirá un «fondo de transición» hasta que se implemente un nuevo modelo que reemplaza al actual. Además, planteó una pregunta retórica sobre la posibilidad de que la Comunidad de Madrid intentara quedarse con más riqueza y repartir menos, sugiriendo que en ese caso también se acusaría a Madrid de intentar romper España.
Por último, garantizó que Castilla-La Mancha «va a ser clara y va a defenderse» cumpliendo con sus obligaciones, con una administración «saneada y ágil» que respalde sus demandas en el debate sobre la financiación autonómica.