El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha hecho hincapié en la necesidad de leer detenidamente la situación política regional y nacional. En su discurso con motivo del Día de Castilla-La Mancha, ha prometido actuar con moderación y predicar con el ejemplo, desarrollando un programa ambicioso para los próximos ocho años. Para él, la región se encuentra en una situación muy positiva y espera que los próximos diez años sean extraordinarios. Ha convocado tanto a los presidentes de las diputaciones como a los futuros alcaldes para hacer el camino juntos, desarrollando un programa muy firme y compartido. García-Page ha apostado por la moderación y el sentido común, evitando entrar en una dinámica frentista. Ha pedido que se priorice por encima de las dialécticas electorales y políticas, los intereses de la sociedad y ha tendido la mano a los agentes sociales para cerrar acuerdos. Para él, no hay intereses por encima de los de Castilla-La Mancha y España, incluyendo a cualquier partido. Por último, ha deseado para su tierra la estabilidad y la capacidad para llegar a acuerdos de estado y de consenso.
