El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha pronunciado sobre la situación actual del cambio climático y sus repercusiones en el sector agrícola y ganadero. Durante su visita a Manzanares para la colocación de la primera piedra del Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) ‘San Blas’, García-Page ha enfatizado que, pese a la necesidad de no quedarse inmóviles ante el cambio climático y las demandas medioambientales, es crucial reconocer que los agricultores y ganaderos «no son los enemigos» en esta lucha.
El dirigente castellanomanchego ha señalado que, aunque algunos aspectos en la agricultura y la ganadería pueden requerir cambios, estos actores deben ser concebidos más como víctimas de las transformaciones necesarias que la sociedad en su conjunto necesita adoptar.
En la víspera de una reunión crucial con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y las comunidades autónomas para abordar la crisis agrícola, García-Page ha expresado su aprecio por la proactividad y sensibilidad del ministro, destacando que su predisposición a escuchar no es algo cotidiano.
El presidente regional ha subrayado que Castilla-La Mancha posee una estrategia que, combinando las distintas proposiciones de las comunidades autónomas, podría constituir una plataforma eficaz para reformar y mejorar la gestión agropecuaria a nivel nacional y europeo.
García-Page ha advertido sobre la importancia de dirigir el ímpetu de las recientes movilizaciones hacia metas concretas y alcanzables, rehuyendo la nostalgia y enfocándose en objetivos realistas y legalmente viables. Según él, esta es la manera de materializar los reclamos y movimientos sociales.
El presidente ha concluido con un llamado a extraer de la gestión agroambiental en España y Europa «cualquier tipo de fanatismo», reiterando la necesidad de acción colectiva e insistiendo en el mensaje de que, aunque cruciales, los ajustes en el sector agrario no deben plantearse en un ámbito de confrontación, sino de colaboración y apoyo mutuo.