El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su escepticismo respecto a la posibilidad de que se concrete un nuevo modelo de financiación autonómica entre el Gobierno central y las comunidades autónomas en el corto plazo, a pesar de que el acuerdo lleva una década de demora. Estas declaraciones las ha dado tras un evento en Santa María de los Llanos, en la provincia de Cuenca. García-Page ha señalado la relevancia del tema financiero, aludiendo a la ideología que subyace tras el gasto de cada euro público, especialmente en áreas vitales como la sanidad, la educación y las prestaciones sociales, que son competencia de las comunidades autónomas.
El presidente castellanomanchego ha cuestionado los motivos por los cuales no ha habido progreso en este tema en diez años, refiriéndose a la inicial negativa de los independentistas catalanes a participar en conversaciones y, ahora, a su petición de tener una mesa de diálogo separada. García-Page ha rechazado firmemente cualquier proposición que promueva la desigualdad, defendiendo la igualdad como un principio fundamental de su posición política y rechazando la posibilidad de negociaciones exclusivas.
García-Page ha criticado el uso del término «singularidad» que algunos aplican al contexto de Cataluña, argumentando que las condiciones especiales como tener policía autonómica o competencias penitenciarias no justifican una financiación diferenciada, y que privilegios basados en cuestiones como el idioma o la geografía serían injustos y podría interpretarse como una forma de retener el dinero de todos inequitativamente.
De cara al futuro inmediato, prevé un escenario complicado en el terreno de la financiación y anticipa desacuerdos que podrían ocasionar malestar. Asimismo, ha comparado la situación del Estado de las Autonomías con un rompecabezas que resulta agobiante cuando las piezas están desordenadas y advierte que cuando algunas piezas se desubican o se pierden, el rompecabezas nunca podría completarse satisfactoriamente. En este contexto, mantiene la metáfora para afirmar que hay quienes se dedican a descolocar las piezas del puzzle constitucional.
Al mencionar la singularidad de Castilla-La Mancha, enfatiza el éxodo de un millón de personas que tuvieron que emigrar por falta de oportunidades, y critica a quienes tienen por único objetivo romper el equilibrio estatal para beneficiarse de forma unilateral.
Para concluir, García-Page subraya la importancia de mantener la cohesión y trabajar en conjunto para evitar contribuir al juego de aquellos que apuntan hacia una independencia gradual y fragmentada de España.
