El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, expresó su malestar sobre el conjunto de acciones que el Gobierno central tiene que realizar, en su opinión, por obligación más que por elección. Estas declaraciones se dieron en Toledo, en el contexto de la toma de posesión de Milagros Tolón como nueva delegada del Gobierno en la región.
En un encuentro con los medios, García-Page respondió a consultas acerca de la eventualidad de un encuentro entre el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont. El presidente manchego manifestó su descontento personal como ciudadano ante la perspectiva de ver a representantes del Gobierno en situaciones que considera son de sometimiento a lo que calificó como la «voluntad y al capricho» de Puigdemont.
García-Page fue enfático al señalar que acceder a los «caprichos» de Puigdemont no resultaría en nada positivo, enfatizando su percepción de la negatividad de tal relación de influencia. Su elección de palabras pone de manifiesto el disgusto y preocupación ante la dinámica política actual y las implicancias que podría tener para el Gobierno central.