En una reciente manifestación de descontento, Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ha respondido con firmeza a las insinuaciones de María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, sobre otorgar a Cataluña un «tratamiento especial» en la financiación autonómica. Montero había realizado estas declaraciones el jueves, las cuales apuntan a dar preferencia a las demandas financieras de la Generalitat catalana en el debate actual.
Durante el acto conmemorativo del 40 aniversario del servicio de hemodiálisis del Hospital Universitario de Guadalajara, García-Page retomó este tema y refutó la noción de que Cataluña deba ser vista como una comunidad única, destacando que todas las autonomías poseen su propia singularidad. Con una comparación entre la gestión en salud pública de Madrid y su propia comunidad, García-Page enfatizó las diferencias en cuanto a la densidad de población y dispersión territorial de las provincias, lo cual, según él, no justifica un trato preferente a Cataluña.
El presidente de Castilla-La Mancha no se guardó las críticas hacia lo que él percibe como un uso inapropiado de los fondos por parte de la Generalitat, la cual dedica parte de su presupuesto a sostener «embajadas» fuera de España, una acción que él considera una forma de propaganda secesionista.
García-Page también expresó su malestar por la asociación entre el progresismo y ciertos sectores de la política catalana, evidenciando su rechazo a estrategias que involucran a figuras como Carles Puigdemont. Argumentó que conformarse con dichos acuerdos sólo por mantener ciertas posiciones políticas tendría un costo demasiado alto.
Por último, el mandatario de Castilla-La Mancha fue claro en su mensaje: bajo su gestión, no se aceptará un trato especial en materia financiera para Cataluña. Con estos pronunciamientos, García-Page remarca la posición de su comunidad frente a las actuales negociaciones de la financiación autonómica en España.
