El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su desacuerdo con la negociación del Gobierno con Junts en relación a la cesión de competencias, calificándola de carente de progresismo. Durante su intervención en Marchamalo (Guadalajara), donde inauguró las obras de un centro educativo, criticó la postura de los independentistas catalanes, tachándolos de supremacistas y xenófobos, y rechazó su demanda de controlar competencias estatales esenciales como la emigración y las fronteras.
García-Page subrayó que ningún Estado moderno debería abdicar de su autoridad en aspectos fundamentales de su soberanía y advirtió contra el «mercadeo» de asuntos serios en el ámbito político, haciendo énfasis en las consecuencias negativas de una gestión inestable. Las declaraciones del mandatario castellanomanchego reflejan su preocupación por las negociaciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez y los efectos que puedan tener en la política nacional.
En cuanto al futuro encuentro del Gobierno en Quintos de Mora, Toledo, García-Page declaró no tener prevista ninguna conversación directa con Pedro Sánchez y remarcó que se había informado del evento a través de la prensa, comparando el trato recibido con el que daba el Partido Popular cuando estaba en el poder. Estas declaraciones muestran la distancia entre el líder regional y las decisiones del Gobierno central.
