Pablo Motos Pone Fin a Especulaciones: Revela los Criterios de Selección de Colaboradores en ‘El Hormiguero’

En una nueva entrega del aclamado programa de Antena 3, «El hormiguero», el presentador Pablo Motos y sus tertulianos habituales se sumergieron una vez más en el análisis de la actualidad política y social del país. La sesión, emitida el martes, se tornó particularmente intensa al abordar el polémico juicio contra Luis Rubiales, tema que caldeó los ánimos en el plató. Sin embargo, fue la mención de una reciente declaración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo que avivó aún más el debate entre los colaboradores.

Pedro Sánchez criticó abiertamente a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, calificándola como «la líder de una multinacional ultraderechista». Según Sánchez, esta figura política estaría involucrada en lucrar con los derechos de las personas mientras financia a pseudomedios y tertulianos para propagar falsedades. La opinión del presidente sobre este asunto planteó una reflexión sobre el papel de los medios de comunicación y los comentaristas políticos en la actual esfera pública.

Tras las declaraciones de Sánchez, Pablo Motos provocó risas y asentimientos entre los participantes al preguntar de forma retórica si existían tertulianos impuestos por intereses políticos. Rubén Amón, uno de los colaboradores, aprovechó la oportunidad para exponer su teoría sobre los «tres tercios» de las tertulias políticas, donde mencionó a los honestos, los corporativos y aquellos impuestos directamente por partidos políticos, resaltando las dinámicas de influencia en estos espacios de debate.

Otra perspectiva interesante se añadió a la charla con la participación de Juan del Val, quien apuntó hacia un aspecto no abordado por Sánchez en sus críticas: la presencia de personas que, más que opinadores, se comportan como «soldados» de partidos políticos, siguiendo órdenes directas de sus líderes.

Ante las insinuaciones de que «El hormiguero» podría estar sujetos a este tipo de influencias, Pablo Motos quiso zanjar cualquier insinuación o duda sobre la independencia de su programa. Declaró enérgicamente que, desde el inicio de la pandemia, nunca había recibido llamadas sugerentes ni presiones externas sobre quiénes deberían ocupar los asientos de los tertulianos en su plató. Motos enfatizó que su equipo elige a sus colaboradores basándose exclusivamente en criterios de afinidad y calidad, despejando así el aire de cualquier sospecha sobre manipulaciones o injerencias en su línea editorial.

Este episodio de «El hormiguero» refleja, una vez más, cómo programas de gran audiencia pueden convertirse en foros críticos para el debate político, tocando la fibra sensible de la actualidad y poniendo en cuestión las dinámicas de poder y mediáticas en España.

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