Pablo Motos interrumpe ‘El Hormiguero’ ante la conmovedora historia final de una espectadora

En un emocionante arranque de la primera tertulia de la semana, el programa «El Hormiguero», conducido por Pablo Motos, se apartó por unos momentos de su habitual ritmo desenfadado para rendir un singular homenaje. La audiencia y el plató se vieron envueltos en un momento fuera de lo común cuando Motos decidió dedicar el inicio del programa a leer un conmovedor mensaje enviado por Carmen, una seguidora del show.

La carta, enviada en un momento de dolor y recuerdo, narra la triste pérdida de Yolanda, la madre de la buena amiga de Carmen, Natalia. Yolanda, quien había pedido ser sedada en el hospital San Carlos de Madrid para evitar los fuertes dolores que padecía, tenía un último deseo: ver una vez más «El Hormiguero» y a Garrote, un momento que para ella significaba poder «ir a descansar» en paz. Este deseo, cumplido pocas horas antes de su fallecimiento, se convierte en el símbolo de cómo el programa y sus personajes calan hondo en la vida de sus seguidores.

Pablo Motos, visiblemente emocionado, compartió este relato «bonito y triste a la vez» antes de continuar con la programación prevista, que incluía temas como la inteligencia artificial con colaboradores habituales como El Monaguillo, Susi Caramelo o Marron. La misiva no solo detallaba el último deseo de Yolanda, sino que también agradecía al equipo de «El Hormiguero» por ser una parte significativa de la vida de sus televidentes.

La emoción del momento culminó cuando el plató, lleno de aplausos, rindió homenaje a la familia de Yolanda y a su amiga Carmen, reconociendo la influencia y el impacto profundamente personal que un programa de televisión puede ejercer en su audiencia. Posteriormente, el ambiente se aligeró y el programa retomó su tono habitual, pero no sin antes dejar un eco de la emotividad y el cariño que une a «El Hormiguero» con quienes lo ven noche tras noche.

Este episodio subraya no solo la importancia de atesorar los momentos compartidos con aquellos que amamos, sino también el inesperado papel que programas como «El Hormiguero» pueden jugar en nuestras vidas, brindando consuelo, diversión y, en ocasiones como esta, un último deseo.

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