El alcalde de Oropesa, una localidad situada en la provincia de Toledo, Rubén Zapardiel, ha anunciado que, pese al reciente derrumbe de la fachada del antiguo Colegio de los Jesuitas, las XXIII Jornadas Medievales del municipio se llevarán a cabo como estaba previsto entre los días 12 y 14 de abril. El edificio afectado, que es un Bien de Interés Cultural y propiedad privada, se encuentra en la calle Compañía, próximo a la Iglesia de San Bernardo.
La administración local ha tomado la situación como una «prioridad absoluta», asegurando que desarrollarán labores de afianzamiento y demolición de las partes inestables para garantizar la seguridad durante el evento cultural, el cual atrae a más de 40.000 visitantes y es considerado el más importante para la comunidad.
En declaraciones a Europa Press, Zapardiel ha informado que la localidad ha contado con la asistencia de técnicos de Patrimonio, quienes han ofrecido asesoramiento en la gestión de la emergencia. Además, ha señalado que se están almacenando los escombros para su análisis y que el municipio está dispuesto a trabajar «día y noche» para que las jornadas puedan desarrollarse con plena normalidad, destacando el compromiso de las empresas locales involucradas en las labores.
Aunque el alcalde ha expresado su tristeza por la pérdida patrimonial que el derrumbe representa, ha mostrado su alivio por no haberse registrado daños personales.
El edificio del Colegio de los Jesuitas data aproximadamente del siglo XVI y fue fundado por el virrey del Perú, don Francisco de Toledo. Conocido en su momento como Real Casa de Enseñanzas de Carlos III, ostentó el Escudo Real en su entrada. Su construcción, de muros de granito y ladrillo macizo de tejar, es representativa de la arquitectura toledana de la época.
El inmueble ha sido objeto de preocupación desde hace años, manifestada en informes del Ayuntamiento desde 2006 que apuntaban a su estado de «ruina total inminente». A lo largo de los años, se han realizado esfuerzos para asegurar la estabilidad de la estructura, incluyendo trabajos en la fachada financiados por el Ayuntamiento en 2014 por más de 26.000 euros, cuyo costo no fue asumido por los propietarios.
En 2019, se agregaron testigos para monitorear la inclinación de la fachada, y la presencia de vallas para proteger a los peatones. Tras las lluvias torrenciales del pasado marzo, el riesgo de colapso del edificio aumentó, lo que llevó al Ayuntamiento a contactar especialistas. Se presentó un presupuesto de aproximadamente 193.000 euros para la estabilización de los muros.
El alcalde Zapardiel ha mencionado que el edificio pertenece a una serie de herederos, de los cuales alrededor de 22 o 23 han sido identificados por el Ayuntamiento. Muchos de ellos residen fuera del municipio o del país, y las notificaciones enviadas por la autoridad local no han recibido respuesta hasta el momento.
