ORF austriaca no censurará abucheos a Israel y permitirá exhibición de banderas de Palestina

Viena se prepara para ser el epicentro de la música europea en 2026, cuando acoja la 70ª edición de Eurovisión. Este año, el festival presenta un enfoque inédito, ya que la ORF, la radiodifusora pública austriaca, se compromete a una emisión sin censura. Esto significa que, por primera vez, los espectadores verán y oirán lo que realmente sucede en el escenario, incluidas las reacciones del público, sin filtros ni edulcorantes. En un contexto de tensiones políticas y sociales, este gesto busca devolver la transparencia al certamen, que en los últimos años ha estado marcado por controversias.

La decisión de permitir que los abucheos a Israel e incluso las banderas de Palestina sean parte del espectáculo llega tras la reciente confirmación de que Israel participará en el concurso. La presencia de la cadena israelí KAN provocó una oleada de protestas, lo que llevó a la retirada de cinco países, incluyendo a España e Islandia. Este rechazo ha sembrado la preocupación por la imagen del festival, que busca mantener su relevancia y atractivo ante un público diverso.

Stefanie Groiss-Horowitz, directora de Programas de ORF, ha abogado por un enfoque periodístico que refleje la realidad del certamen, incluso si eso incluye mostrar protestas significativas durante las actuaciones. «Es nuestro deber mostrar la verdad de lo que allí acontece», ha declarado, dejando claro que el festival no tendrá lugar para las manipulaciones de la retransmisión. En este sentido, se ha decidido eliminar los aplausos pregrabados, un recurso que en años anteriores se utilizó para suavizar momentos de tensión.

La participación de Israel, ratificada por la Unión Europea de Radiodifusión tras intensos debates, ha dividido opiniones y provocó la salida de varias delegaciones que han sido parte histórica del evento. Roland Weissmann, director general de ORF, considera que KAN representa una voz importante dentro de la narrativa democrática israelí y sostiene que el evento no debe ser visto como un respaldo al gobierno de ese país. A pesar de las deserciones, el regreso de Rumanía ofrece un rayo de esperanza para el festival, que promete ser «austero pero espectacular».

El compromiso de ORF se centra en la transparencia y la seguridad en un año lleno de retos. Con un presupuesto ajustado, el festival busca equilibrar la calidad del espectáculo con la realidad política, creando un espacio donde la música y el mensaje puedan coexistir. Así, Eurovisión 2026 se vislumbra como un evento que no solo celebrará el arte musical, sino que también abrirá un foro para el diálogo en un clima de tensiones globales. La comunidad europea, a través de la música, se enfrenta a la complejidad de sus realidades, y el festival parece decidido a brindarle a su audiencia lo que realmente merece: una voz auténtica en medio del ruido del mundo.

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