El gobierno federal de Estados Unidos, uno de los compradores más grandes de bienes y servicios a nivel mundial, ha tomado la decisión de consolidar su proceso de adquisiciones para mejorar la eficiencia y reducir costos. Con aproximadamente 490 mil millones de dólares gastados anualmente en contratos, la administración ha reconocido la necesidad de optimizar las funciones de adquisición para asegurar que el dinero de los contribuyentes se use de manera más efectiva.
En un decreto emitido recientemente, se ordenó que la Administración de Servicios Generales, creada en 1949 para proporcionar un sistema de adquisiciones económico y eficiente, vuelva a su propósito original. La medida busca eliminar la duplicación de esfuerzos entre múltiples agencias, promoviendo en su lugar un enfoque centralizado y coordinado para la compra de bienes y servicios comunes.
Las agencias gubernamentales tendrán un plazo específico para presentar propuestas que permitan a la Administración de Servicios Generales manejar las adquisiciones de bienes y servicios comunes, donde la ley lo permita. Esta medida tiene como objetivo no solo eliminar el desperdicio, sino también permitir que las agencias se concentren en sus misiones centrales, mejorando la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos.
Además, el Decreto estableció parámetros claros sobre cómo se implementará esta consolidación. Se ordenó que dentro de 60 días, los líderes de las diversas agencias colaboren con funcionarios senior de adquisiciones para elaborar un plan detallado que será sometido al Administrador de la Administración de Servicios Generales. Este asesoramiento se enmarca dentro de la Ley de Servicios de Propiedad y Administrativos, que regula este tipo de operaciones gubernamentales.
La iniciativa también incluye la designación del Administrador como agente ejecutivo para todos los contratos de adquisición a nivel del gobierno relacionados con tecnología de la información. Esto busca racionalizar los vehículos de contratos de entrega indefinida y eliminar la redundancia en este sector, un área donde las ineficiencias son particularmente marcadas.
Aunque el nuevo enfoque promete un sistema de adquisiciones más cohesivo, se subraya que debe implementarse en cumplimiento con las leyes correspondientes y con la disponibilidad de recursos presupuestarios. Esta medida se presenta como una oportunidad no solo para transformar el proceso de compras del gobierno, sino también para garantizar que se maximicen los recursos públicos en beneficio de la población.
Con esta reforma, la administración se posiciona en un camino hacia una gestión más eficaz de los recursos públicos, buscando una mejor rendición de cuentas y, fundamentalmente, un ahorro significativo para los contribuyentes estadounidenses.
Fuente: WhiteHouse.gov