Ayuso y Almeida impulsan un proyecto criticado por daños medioambientales y tala de árboles
Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida han impulsado el proyecto del circuito de Fórmula 1, que ha enfrentado una fuerte oposición de varias asociaciones ecologistas. Las críticas se centran en la tala de 729 árboles y la reubicación de una vía pecuaria, además de los riesgos medioambientales vinculados al almacenamiento de combustible. Las organizaciones ecologistas han denunciado deficiencias graves en la tramitación de la evaluación ambiental.
Estas asociaciones, como ARBA y Jarama Vivo, destacan el impacto negativo que el circuito provoca en la Vereda de Leñeros, una vía pecuaria que atraviesa IFEMA. Desde 2005 se debería haber modificado el trazado de esta vía, pero las autoridades no han cumplido con esta obligación.
Tala de árboles y almacenamiento de combustible, temas de conflicto
Uno de los puntos más polémicos es la tala de árboles: el proyecto afectará a 729 ejemplares, de los cuales 286 serán talados directamente y otros 443 están contemplados para un posible trasplante. Sin embargo, las asociaciones aseguran que solo 32 de esos árboles tienen una posibilidad alta de arraigar tras el trasplante, lo cual cuestiona la efectividad del plan de compensación medioambiental. Estas organizaciones exigen una reducción de la tala y medidas de compensación más efectivas.
Además, han denunciado los riesgos del almacenamiento de combustible en el recinto. La instalación de remolques cargados de fuel en las proximidades del recinto ferial representa un peligro tanto para los residentes como para el entorno natural. Las asociaciones insisten en que las autoridades deberían implementar una solución más segura que garantice la protección del medio ambiente y de las personas cercanas al circuito.
Preocupaciones vecinales y respuestas de las autoridades
Los vecinos de la zona también han mostrado preocupación ante la posible construcción del circuito y las modificaciones propuestas en los alrededores de IFEMA. Las organizaciones ecologistas afirman que las autoridades no han proporcionado respuestas claras a sus alegaciones y que tratan el proceso de evaluación ambiental de manera superficial. Esta falta de respuestas oficiales solo aumenta el malestar y la desconfianza hacia el proyecto.
Las protestas no solo se enfocan en el impacto ecológico, sino también en la gestión del espacio público y la seguridad de los habitantes. Los ecologistas seguirán presionando para que sus preocupaciones sean escuchadas y para que los vecinos conozcan los riesgos potenciales que trae consigo este proyecto.