Estados Unidos llevó a cabo este lunes un nuevo ataque en el mar Caribe, destruyendo una embarcación que presuntamente transportaba droga y a tres narcotraficantes venezolanos. El presidente Donald Trump afirmó que las Fuerzas Militares estadounidenses están comprometidas en la lucha contra «cárteles del narcotráfico y narcoterroristas», acusando a estos grupos de representar una grave amenaza para la seguridad nacional. En su mensaje, Trump describió a los narcos como «terroristas» y enfatizó la importancia de actuar ante el tráfico de sustancias como la cocaína y el fentanilo.
Este ataque se enmarca en un período de alta tensión entre Washington y Caracas, con un despliegue militar estadounidense en la zona y la reciente destrucción de otra lancha vinculada al grupo criminal Tren de Aragua. Sin embargo, el gobierno venezolano ha desmentido estas afirmaciones, acusando a los estadounidenses de propagar «inventos» y sugiriendo que las imágenes del ataque son producto de inteligencia artificial. La falta de pruebas concluyentes sobre la identidad de los tripulantes de la lancha y su conexión con el crimen organizado ha dejado dudas sobre la veracidad de los ataques.
Ambos gobiernos han intensificado sus posturas, con Trump evitando pronunciarse sobre acciones en territorio venezolano y Maduro, en una conferencia de prensa, denunciando el despliegue militar de Estados Unidos como una agresión. Aunque Maduro reconoció la existencia de un canal de comunicación limitado, insistió en que las relaciones bilaterales están «deshechas». Esta escalada de tensiones sugiere que tanto Estados Unidos como Venezuela se preparan para un enfrentamiento, mientras las comunidades en ambos lados del Caribe se ven afectadas por la continua crisis del narcotráfico.
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