La Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) ha hecho públicos los datos al respecto de la cosecha de aceite que viene a confirmar lo que la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos llevaba semanas anunciando. Según estas cifras, la producción de aceite de oliva en España se moverá entre una horquilla del millón y el millón cien mil toneladas, y en Castilla-La Mancha muestra reducciones que rondan el 80 % en muchas comarcas, lo que no han dudado en calificar de catastrófico y que traerá consecuencias no solo para el sector sino para muchos municipios de la región.
UPA ha denunciado la caída continuada de los precios del aceite, unos precios que no cubren nunca los gastos de producción y que, en años como este, provocan que muchos agricultores se pregunten si merece la pena seguir dedicándose a esto. La cosecha es baja por diversas razones pero las condiciones climatológicas son una de estas razones, la carestía de lluvias, así como los vientos en época de recogida que han terminado de completar el desastre.
A juzgar por esta menor producción estatal que también se da a nivel europeo, así como el incremento del consumo mundial, desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha se vuelve a denunciar que los precios del aceite de oliva virgen extra siga en unos precios ridículos por debajo de los costes de producción, unos precios que tienen al sector alarmado y sopesando la viabilidad de las explotaciones familiares de cara al futuro cercano. Desde UPA insisten en que no hay razones lógicas que justifiquen que el aceite de oliva virgen extra se encuentre en el entorno de los 2 euros cuando el coste de producción supera los 2,7.
La baja producción de una campaña catastrófica, unida a los precios por los suelos no es un problema exclusivo de los agricultores sino de la población en el mundo rural en general, porque estas caídas provocan menos empleo en las campañas, menos dinero en las pequeñas poblaciones y el goteo incesante de personas que abandonan sus municipios, y los datos de los censos confirman esta tendencia, según la UPA.
Ya no es momento de debatir, sino de tomar medidas urgentísimas por parte de las diferentes administraciones regional y estatal, con un Ministerio de Agricultura recién nombrado al que se le exige un compromiso urgente si no quiere dejar abandonados a los olivareros de Castilla-La Mancha.
Se confirma la disminución de cosecha prevista y que los agricultores habían confirmado sobre el terreno, unas cifras que indican que hasta el mes de diciembre de 2019 se habían producido en España 665.083 toneladas de aceite de oliva. En la campaña pasada, hasta diciembre de 2018, se habían alcanzado las 720.300 toneladas (solo ese mes, 616.000 toneladas). Las existencias en manos de los productores se elevan hasta las 779.394 toneladas (636.100 en 2018), mientras que los envasadores disponen de 245.386 toneladas (146.100 toneladas en 2018) y el Patrimonio Comunal Olivarero, 40.034 (11.170 en diciembre de 2018).
A la vista de estas cantidades, las existencias totales de aceite de oliva en España se concretan en una cifra de 1.064.814 toneladas (790.390 en 2018), lo que hace que UPA vea reforzada su previsión de cosecha en el entorno de los 1,1 millones de toneladas como máximo.
Hay que recordar que la Unión Europea y el Consejo Oleícola Internacional (COI) han publicado también revisiones a la baja a nivel mundial. Los países productores de la Cuenca Mediterránea ven reducidas sus cantidades en ambos informes, estimando una producción para Italia de entre las 321.500 toneladas (UE) y 340.000 (COI); para Grecia de 300.000 toneladas; y para Portugal, entre 120.380 toneladas (UE) y 125.400 (COI).