En una escalada sin precedentes de violencia, las comunidades del norte de Israel enfrentaron este jueves una oleada de más de 200 cohetes y más de 20 drones armados con explosivos, disparados desde el sur de Líbano. El sistema de alerta temprana de Israel se activó a lo largo de toda la frontera, marcando el comienzo de lo que parecía ser un largo día de tensión y miedo para los habitantes de la región.
Aunque el Ejército israelí se ha mantenido reservado y aún no ha confirmado oficialmente el número de cohetes y drones lanzados, la magnitud del ataque es evidente dado el continuo ulular de las sirenas y los informes de los medios de comunicación israelíes. El ataque llega después de que Hezbolá declarara haber lanzado un centenar de cohetes en respuesta a la muerte de Mohamed Niamah Nasser, un comandante de alto rango de la organización, quien fue asesinado en un ataque israelí en la localidad de Al Housh, cerca de Tiro.
Nasser, conocido por su alias ‘Abu Niamah’, es la segunda figura importante del grupo terrorista Hezbolá que Israel elimina en las últimas semanas, en una clara intensificación de las operaciones israelíes en territorio libanés. Este asesinato provocó una rápida y extensiva respuesta por parte de Hezbolá, la cual lanzó cohetes y drones no solo hacia las comunidades cercanas a la frontera, en los Altos del Golán, sino también hacia ciudades más lejanas como Safed, en Galilea, y las ciudades costeras de Nahariya y Acre, ampliando el alcance del conflicto.
Las consecuencias de estos ataques suelen ser devastadoras. Ore Kallner, jefe del consejo regional del Golán, informó que la mayoría de los cohetes cayeron en zonas deshabitadas, pero no sin causar numerosos incendios, lo que añade una preocupación más a las ya afectadas comunidades fronterizas.
La muerte de Naimah Nasser se suma a la de otro importante líder de Hezbolá, Sami Taleb Abdullah, abatido en un bombardeo israelí hace tres semanas, junto con varios miembros del grupo. Este espiral de violencia ha intensificado significativamente la tensión en la frontera libanesa, llevando a una serie de hostilidades que alcanzaron su punto máximo desde octubre del año pasado.
Los recientes confrontamientos han cobrado la vida de más de 500 personas, mayoritariamente del lado libanés y dentro de las filas de Hezbolá, según confirmaciones del grupo. En territorio israelí, se lamenta la muerte de 25 personas, incluidos 15 militares y 10 civiles.
Mientras continúan los ataques y se agudiza la tensión en la frontera, la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos y Francia, busca frenéticamente una solución diplomática que evite una guerra abierta entre Israel y Hezbolá. La situación, sin embargo, permanece extremadamente volátil, con cada acción incrementando el riesgo de una confrontación directa y extensa.
