«Oldboy: Días de venganza» conocida originalmente como «Oldboy» es una impresionante pieza de arte cinematográfico que se desliza a través de los límites del thriller y el drama con un singular estilo visual que captura la atención de quienes la ven. Esta obra, estrenada en 2003, proviene de Corea del Sur y es una adaptación de un manga japonés homónimo. Dirigida por Park Chan-wook, un cineasta distintivo por su estética visual y narrativa envolvente, la película se sumerge en los más oscuros abismos de la venganza y la redención.
La película está hablada en coreano, lo que añade una capa auténtica de inmersión en la cultura que la envuelve, a la vez que presenta una barrera intrigante que se supera fácilmente gracias a la universalidad de sus temas y la fuerza de sus imágenes. «Oldboy: Días de venganza» engancha al espectador durante 120 minutos, un tiempo durante el cual se desarrolla una narrativa compleja y profundamente enraizada en emociones humanas conflictivas.
La trama gira en torno a Oh Dae-su, interpretado magistralmente por Choi Min-sik, cuya actuación se caracteriza por una entrega emocional y física que transciende la pantalla. Oh Dae-su es un hombre común que es secuestrado y retenido en cautiverio en una habitación tipo hotel por 15 años sin ninguna explicación. Cuando es inesperadamente liberado, se embarca en una misión implacable para descubrir la identidad de su captor y los motivos detrás de su larga prisión. A lo largo de su búsqueda, se encuentra con Mi-do, representada por Kang Hye-jung, quien se convierte en una compañera inseparable hasta el sorprendente giro de la trama.
Yu Ji-tae da vida al enigmático villano Lee Woo-jin, cuya complejidad y turbulencia interior se revelan de manera progresiva, manteniendo al espectador en vilo hasta los últimos minutos de la película. La dinámica entre los personajes se profundiza mediante diálogos ricos en significado y escenas de acción perfectamente coreografiadas que rompen con cualquier expectativa previa.
La contribución de Park Chan-wook a la dirección de «Oldboy: Días de venganza» no puede ser subestimada. Su habilidad para fusionar estilos, desde la crudeza del noir hasta la elegancia del cine de arte, establece a esta película como una obra de culto y un punto de referencia en el cine contemporáneo. La icónica escena del pasillo, donde Oh Dae-su enfrenta a varios antagonistas en un plano secuencia, es solo un ejemplo de la brillantez visual y narrativa que Park aporta a este proyecto.
En resumen, «Oldboy: Días de venganza» no es solo una película sobre la venganza, es una exploración de la naturaleza humana, el amor, el arrepentimiento y la imposibilidad de escapar de los ciclos de violencia que nos encadenan. Su visionado es obligatorio no solo para los aficionados al cine surcoreano, sino para todos aquellos que aprecian las películas que desafían las convenciones y se atreven a explorar los límites de la narrativa cinematográfica.