El Oktoberfest de Múnich, la célebre celebración de la cerveza, se vio obligado a cerrar sus puertas tras la detección de «una alerta de explosivos verificada», según anunció el alcalde Dieter Reiter. La decisión llega en un contexto preocupante, marcado por explosiones y disparos que retumbaron en el norte de la capital bávara, donde una vivienda fue consumida por un incendio, dejando al menos un fallecido y una persona desaparecida.
Las autoridades están tomando muy en serio la situación. Se han confirmado la existencia de trampas explosivas en el sitio del incidente, lo cual ha llevado a que las fuerzas especiales intervengan para desactivarlas. La policía investiga posibles conexiones entre los sucesos del norte de Múnich y la multitudinaria fiesta que atrae a decenas de miles de visitantes cada día. Hasta que se complete esta investigación, el recinto de Theresienwiese permanecerá cerrado, al menos hasta el final de la tarde.
Con la seguridad de los ciudadanos y turistas como prioridad, Reiter expresó que no se podía arriesgar la apertura del festival. La atmósfera de celebración se ha visto empañada por la grave situación. Los asistentes y organizadores esperan que pronto se resuelva esta crisis y que la fiesta pueda continuar en su tiempo habitual.
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