En una reunión clave celebrada en Londres, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski se encontró con líderes de Reino Unido, Dinamarca y los Países Bajos, además del secretario general de la OTAN. Keir Starmer, premier británico, enfatizó que la defensa de Ucrania trasciende sus fronteras, afirmando que «la seguridad de todos los europeos» está en juego. La coalición de naciones comprometidas con apoyar a Ucrania se presenta más unida y decidida que nunca ante la amenaza rusa.
Durante el encuentro, Starmer respaldó las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a empresas petroleras rusas y abogó por mantener la presión sobre Moscú. Esta reacción se produce en un contexto donde la Casa Blanca aprobó un nuevo paquete de sanciones que puede significar graves consecuencias para gigantes como Lukoil y Rosneft. A pesar de la urgencia de la situación, algunos líderes, como el primer ministro húngaro, han expresado inquietudes sobre el impacto económico de estas medidas en sus países.
Zelenski, por su parte, hizo un llamado a la unidad en la lucha contra la agresión rusa, destacando la necesidad de que Estados Unidos juegue un rol activo en asegurar la paz. Sus declaraciones subrayan la importancia de un apoyo militar sólido, como el suministro de misiles, para cambiar el rumbo del conflicto y obligar a Rusia a negociar. Sin embargo, aunque se han discutido diversas estrategias, el envío de ciertos armamentos, incluidos los misiles Tomahawks, aún enfrenta restricciones, dejando incierto el futuro del apoyo militar a Ucrania.
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