Las elecciones legislativas de Francia están actualmente desarrollándose en su segunda vuelta, marcando un punto crítico en la política nacional y posiblemente dando inicio a una nueva era de «cohabitación» política. Este domingo, mientras Francia decide quiénes ocuparán los escaños de la Asamblea Nacional, todas las miradas están sobre la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, cuya considerable victoria en la primera vuelta ha sentado las bases para una competición feroz.
La posibilidad de que la Agrupación Nacional alcance una mayoría absoluta y vea a Jordan Bardella convertirse en Primer Ministro es muy real, lo que llevaría a Francia a una situación de «cohabitación», en la que el presidente Emmanuel Macron ha prometido permanecer en su puesto hasta las elecciones presidenciales de 2027. Sin embargo, lograr la mayoría absoluta necesaria sigue siendo una batalla cuesta arriba para la Agrupación Nacional.
El sistema electoral de Francia, basado en circunscripciones uninominales, complica la predicción de los resultados para cualquier partido. En la primera vuelta, de las 577 circunscripciones, sólo 76 vieron a sus diputados elegidos directamente por mayoría, con más de la mitad de estos perteneciendo ya a la Agrupación Nacional y sus aliados. Ahora, los candidatos de Le Pen enfrentan desafíos en las 444 circunscripciones restantes, donde la batalla se intensifica aún más.
En un giro táctico, más de 200 candidatos pertenecientes tanto al izquierdista Nuevo Frente Popular como a la coalición «Ensemble» de Macron han decidido retirarse, buscando concentrar el voto en una opción única capaz de contrarrestar a Le Pen en cada distrito. Esta estrategia subraya la tensión y la competitividad de las elecciones, destacando la polarización política del país.
Para obtener la mayoría absoluta, un partido en Francia necesita 289 escaños, una cifra que la Agrupación Nacional aspira a alcanzar o incluso superar. Sin embargo, ante la posibilidad de quedarse cortos, la Agrupación Nacional podría buscar apoyo en la derecha tradicional francesa, representada por «Les Républicains». Aunque inicialmente resistentes a la idea de pactar con la ultraderecha, recientes movimientos dentro del partido muestran un cambio potencial de actitud, especialmente después de que Éric Ciotti, abierto a negociar con Le Pen, fuera reestablecido en su liderazgo por una decisión judicial en París.
Las encuestas más recientes proyectan un rango de escaños para «Les Républicains» que va de 25 a 65, insinuando que su apoyo podría ser crucial para la Agrupación Nacional en su intento por asegurar una mayoría absoluta. Este escenario sitúa a «Les Républicains» en una posición de poder significativa, siendo potencialmente determinantes en la configuración del futuro gobierno francés.
Mientras Francia avanza hacia la conclusión de estas elecciones llenas de tensión, el posible cambio en la dinámica política del país promete tener un impacto duradero, tanto a nivel nacional como internacional. La conclusión de esta segunda vuelta podría señalar el comienzo de una cohabitación política complicada y marcar un punto de inflexión decisivo en la trayectoria política de Francia.
