En un nuevo eslabón de lo que parece ser un intenso juego de acusaciones y detenciones, Venezuela ha reportado la detención de un ciudadano estadounidense más, sumándolo a una lista de extranjeros capturados en el país bajo la sospecha de conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro. El Ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, declaró que el detenido, cuya identidad no fue revelada, estaba involucrado en actividades consideradas como planificación para atentar contra la vida del presidente venezolano y otros altos cargos del gobierno. Este nuevo arresto se agrega a las recientes capturas que incluyen a otros tres norteamericanos, dos españoles y un checo, a los cuales el ejecutivo venezolano vincula directamente con actos de terrorismo.
Cabello, en una intervención realizada en el Parlamento, afirmó que el estadounidense aprehendido se encontraba realizando labores de reconocimiento, tomando fotografías de infraestructuras críticas del país como instalaciones eléctricas, petroleras y unidades militares. Según palabras del ministro, esta operación forma parte de una serie de esfuerzos por parte de entidades extranjeras, incluyendo el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), destinadas a socavar la estabilidad de Venezuela.
El gobierno español, por su parte, ha negado tajantemente estas acusaciones, rechazando cualquier relación de los detenidos con el CNI. Esta situación ha avivado las tensiones entre ambos países, especialmente tras las demandas del ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, de confirmación sobre la situación y los cargos bajo los cuales fueron detenidos los ciudadanos españoles.
Esta escalada de detenciones y acusaciones ha llegado en un momento donde el Parlamento venezolano, dominado por el chavismo, ha iniciado el proceso para evaluar la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con España. Esta decisión surge como una respuesta directa al reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados español de Edmundo González Urrutia como presidente electo, lo cual ha sido considerado por Venezuela como un acto de injerencia en sus asuntos internos.
La situación subraya la creciente tensión entre Venezuela y varios países occidentales, con acusaciones de conspiración y terrorismo por un lado, y alegatos de violaciones a los derechos humanos y falta de democracia por el otro. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación, esperando una resolución pacífica y democrática a estas tensiones.