En un operativo reciente, la Guardia Civil ha procedido a la detención de un nonagenario bajo la sospecha de instigar un devastador siniestro en Borox, Toledo, que tuvo lugar el pasado día 6 de julio. El incendio, que se desató en horas de la mañana, consumió unas 64 hectáreas y llevó a la evacuación forzosa de 70 personas, quienes se vieron obligadas a abandonar un total de 35 viviendas ubicadas en la interfaz urbano-forestal de la Urbanización ‘Nuevo Borox’.
El dispositivo de Infocam se activó rápidamente tras el aviso al 112 y la respuesta de los servicios de emergencia incluyó la intervención de medios aéreos y terrestres, además de la presencia de agentes medioambientales, bomberos de la localidad y de la Comunidad de Madrid, Policía Local y el equipo del propio Ayuntamiento de Borox. Aproximadamente a las 10:45 de aquel día, se estableció el Nivel 1 de emergencia debido al temor de que las viviendas fueran alcanzadas por las llamas, exacerbadas por fuertes vientos que soplaban a 40 kilómetros por hora.
La situación llegó a ser dramática cuando una máquina cosechadora quedó atrapada en medio de un campo debido al rápido avance del fuego. Afortunadamente, solo hubo que lamentar la atención médica requerida para varias personas, sin que se produjeran víctimas mortales.
El detenido, un hombre de 91 años, fue identificado inicialmente el día del incidente por encontrarse cerca del origen del fuego, generando alarma por su seguridad personal. No obstante, lo que inicialmente parecía un acto de imprudencia se tornó en sospecha cuando, al día siguiente, el equipo del Seprona de Illescas le sorprendió amontonando desechos en la misma área afectada por el siniestro. Residía muy cercano, a tan solo 30 metros del lugar donde se declaró el incendio, hecho que sumado a nuevas evidencias recabadas en las pesquisas, precipitó su arresto y la correspondiente disposición judicial que estableció medidas cautelares.
Este tipo de delitos, según señala la autoridad competente, podría conllevar penas de entre uno y cinco años de prisión, y en situaciones donde se ponga en peligro la integridad o la vida de las personas, dichas penas podrían elevarse de 10 a 20 años.
Como nota preventiva final, la Guardia Civil recuerda a la población la importancia de mantener prácticas seguras para evitar la propagación de incendios forestales, tales como evitar el lanzamiento de colillas, no encender fuegos en áreas de monte durante temporadas de alto riesgo, uso cuidadoso de herramientas que puedan crear chispas, y el manejo adecuado de desechos. Además, instan a reportar cualquier indicio de fuego rápidamente a las líneas de emergencia 062/112, proporcionando la máxima información posible para controlar la situación de manera eficaz y prevenir daños mayores.
