La atmósfera en la casa de Gran Hermano 20 se ha vuelto tensa y electrizante tras la expulsión no oficial de Aroa. A medida que los días avanzan, los habitantes se enfrentan a una nueva ronda de nominaciones que ha desestabilizado sus planes iniciales. La mecánica de este juego se ha vuelto más intrincada, sobre todo con la reciente elección de los nuevos integrantes de la pajarera.
Íñigo y Edurne han terminado su semana como pájaros, lo que significa que han perdido su inmunidad ante las nominaciones. Jorge Javier Vázquez, como siempre en el centro de la dinámica, ha abierto una nueva convocatoria para ocupar las dos plazas de la jaula del jardín. Patricia fue la primera en levantarse, dispuesta a ocupar uno de esos ansiados espacios. Sin embargo, Paula también se unió a la contienda, y en un giro inesperado, ambas lograron convertir su valentía en inmunidad, aunque con el inusual precio de habitar una zona aislada de la casa y vestirse con disfraces de guacamayo y gallina.
Esta decisión ha desbaratado por completo las estrategias de nominación que los demás participantes habían planeado en secreto. En un confesionario lleno de rivalidad y emoción, las parejas debieron decidir quién debía ser el próximo expulsado. Belén, Mamadou y Diego se alzaron como los más votados, convirtiéndose en el blanco de la próxima eliminación.
Sin embargo, como suele ocurrir en este juego de sorpresas, un poder de última hora ha lanzado una bomba en la dinámica: una decisión impactante que colocó el destino de cada participante en la balanza. Rocío, Cristian, Sofía, Noah y Aroa, quienes recibieron un privilegio especial, decidieron sacar a Mamadou e introducir a José Manuel en el juego. Este intercambio ha añadido una nueva capa de tensión y misterio en el entorno, ya que todos los involucrados aún desconocen cómo afectará su estrategia.
Ahora, el futuro inmediato se presenta incierto para Belén, Diego y José Manuel, quienes deberán enfrentarse a las votaciones que definirán su permanencia en la casa. El próximo domingo se conocerá al nuevo expulsado, a la espera de que el equipo de Gran Hermano 20 aclare las consecuencias de las vacantes que han surgido tras el desmantelamiento del oasis. La casa sigue siendo un hervidero de emociones, y cada elección suma a la complejidad de un juego que nunca deja de sorprender.
















