Nico Williams estará fuera de las canchas cerca de tres semanas por una lesión en el abductor, lo que lo descarta ante Alavés y Arsenal y obliga al Athletic a reacomodar sus planes en el inicio más exigente de la temporada
El fútbol, siempre tan dado a las ironías crueles, ha decidido castigar al Athletic en el instante menos oportuno. Nico Williams, ese jugador que representa la electricidad hecha carne, se queda fuera justo cuando el club regresa a la Champions League tras años de espera. No estará contra el Alavés en LaLiga ni frente al Arsenal en Londres, dos escenarios que pedían a gritos su velocidad, su desparpajo y ese instinto casi felino para abrir defensas.
El infortunio llegó en un amistoso con España, en Turquía, con la frialdad quirúrgica de los golpes inesperados. Un tirón en el abductor que, lejos de parecer un detalle menor, se ha transformado en una sombra que planea sobre San Mamés. El momento no podía ser más paradójico, el equipo se reencuentra con Europa, pero lo hace sin su estandarte ofensivo, como si alguien decidiera apagar el foco justo antes de levantar el telón.
El calendario de la recuperación
La medicina, a diferencia del fútbol, no entiende de épicas ni de cánticos en la grada. Los diagnósticos son fríos: tres semanas de baja, con la prudencia como palabra clave. Una microrrotura podría haberse resuelto en un par de semanas, pero los abductores son traicioneros, como un río manso que de pronto se desborda. Forzar significaría correr el riesgo de una recaída, y eso sí sería un desastre mayúsculo.
El Athletic necesita a Nico, sí, pero lo necesita entero. Valverde lo sabe y los médicos lo repiten como un mantra, paciencia. La afición, mientras tanto, se debate entre la ansiedad y la resignación, porque sabe que cada jornada en Europa sin Williams es como acudir a un banquete sin el plato principal. Y aun así, todos miran al calendario con un hilo de esperanza: Villarreal en LaLiga y Borussia Dortmund en Champions se perfilan como los escenarios de un posible regreso.
Entre la ilusión y la incertidumbre
La escena resulta casi teatral, San Mamés volverá a escuchar el himno de la Champions, la afición se vestirá de gala y el rugido será atronador. Pero el protagonista que mejor representa la ilusión colectiva no estará en el césped. Es la antítesis perfecta de este momento, una fiesta que comienza con la silla vacía del invitado más esperado.
La gran incógnita flota en el aire como un eco persistente, ¿cuándo volverá Nico Williams y, sobre todo, cómo volverá? El Athletic camina en ese delgado filo entre la esperanza y el temor. Y quizá, en esa mezcla de nervios y fe, resida también la esencia del fútbol, una espera cargada de incertidumbre que convierte cada regreso en una pequeña resurrección.
