Neutralizar a Hezbolá: Objetivos y Dilemas de Israel en su Estrategia hacia el Líbano

En un importante giro en el conflicto de Medio Oriente, Israel intensificó sus operaciones contra Hezbolá este lunes, atacando 1.600 posiciones, incluyendo arsenales de armas de la milicia. Esta ofensiva escaló el martes, con el número de muertes en Líbano superando las 550 víctimas, marcando una dramática subida en la intensidad del enfrentamiento que hasta ahora se había mantenido a baja escala.

El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, advirtió a la población cerca de los arsenales de misiles de Hezbolá para que evacuaran las zonas de peligro antes de iniciar los bombardeos. Los ataques no solo se centraron en la milicia sino que también incluyeron a Beirut, siendo descritos por las fuerzas de Tel Aviv como «selectivos». El jefe del Ejército de Israel, Herzi Halrvi, dejó claro que Israel «acelerará las operaciones ofensivas» contra Líbano, sin dar respiro a Hezbolá.

El gobierno de Benjamin Netanyahu, señaló la semana pasada que la guerra que se siguió al ataque de Hamás del 7 de octubre ha entrado en una «segunda fase», con el objetivo primordial de que los israelíes desplazados del norte puedan volver a sus hogares. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, subrayó que los esfuerzos se están enfocando hacia el norte, desplegando incluso la 98 División, una unidad de élite, para esta nueva etapa del conflicto.

Entre las filas militares, las opiniones están divididas respecto al avance israelí. Algunos mandos opinan en favor de una invasión terrestre, mientras otros prefieren continuar con la estrategia actual, esperando que los recientes ataques obliguen a Hezbolá a reconsiderar su posición. Dotan Razili, teniente coronel de las Fuerzas de Defensa de Israel, expresó su conocimiento sobre Hezbolá y la disposición israelí de actuar si fuese necesario.

Sin embargo, la idea de una invasión terrestre plantea la creación de una zona de amortiguación de 10 kilómetros para alejar a Hezbolá de la frontera, estrategia que algunos expertos consideran insuficiente. Jesús M. Pérez Triana, analista de seguridad y defensa, argumentó que para ser efectiva, esta zona debería extenderse a 40 kilómetros debido al alcance de los cohetes de Hezbolá.

El panorama se complica aún más con el alto precio humano y político que implicaría una invasión. A pesar de que existen esperanzas de mediación por parte de países como Qatar y Turquía, la escalada militar parece no tener fin. Incluso con la posibilidad de un acuerdo de paz distante, la presión interna y la demanda de seguridad por parte de la ciudadanía israelí podrían impulsar una decisión definitiva.

Mientras tanto, la población en ambos lados de la frontera vive en constante tensión, esperando una solución que ponga fin al derramamiento de sangre y permita el retorno seguro de los desplazados, a pesar de que todas las opciones sobre la mesa conllevan sus propios riesgos y consecuencias. La comunidad internacional permanece atenta a los desarrollos, esperando que la escalada llegue a su fin y prevalezca la paz en una región históricamente conflictiva.

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