La situación en Gaza se torna aún más crítica, ya que la Comisión Independiente de Investigación de la ONU ha calificado los recientes ataques como «genocidio». En respuesta, varios países, entre ellos Gran Bretaña y Francia, planean reconocer a Palestina como Estado, mientras que la UE considera suspender las ventajas comerciales de Israel. Adicionalmente, España ha comenzado a emprender un embargo de armas contra el país y se han emitido órdenes de arresto internacional contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El descontento se extiende más allá del ámbito político. Este domingo, la etapa final de la Vuelta Ciclista a España fue cancelada por protestas a favor de Palestina, y varios cineastas se niegan a colaborar con organizaciones sionistas. España se ha unido a otros países en la decisión de retirarse del Festival de Eurovisión 2026 si Israel participa, lo que genera un temor a un boicot generalizado que podría impactar la economía israelí y aumentar el descontento interno.
Netanyahu, consciente del creciente aislamiento internacional, ha señalado la necesidad de una economía más autárquica. Sin embargo, su postura ha sido criticada incluso en su propio país, donde se teme que su enfoque bélico y su incapacidad para ofrecer una dirección clara a las fuerzas armadas puedan llevar a un colapso mayor. La magnitud de la crisis humanitaria en Gaza, que ha dejado miles de civiles muertos, muestra un panorama desolador y evidencia la presión interna e internacional sobre el gobierno israelí.
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