En una reciente sesión en la Knesset (parlamento de Israel), el primer ministro Benjamin Netanyahu reafirmó la decisión de su gobierno de continuar con las operaciones militares en la Franja de Gaza, subrayando el propósito de liberar a los rehenes y erradicar a Hamás. La determinación expresada por Netanyahu evidencia un enfoque implacable hacia la eliminación de la amenaza que representa Hamás, en medio de un escenario de creciente tensión y críticas.
Netanyahu destacó los logros militares de Israel, incluyendo la eliminación de comandantes de Hamás y la infiltración en puntos estratégicos como Rafá y el corredor de Filadelfia, simbolizando un control casi literal sobre la organización. «Los tenemos agarrados por el cuello», afirmó, ilustrando la presión ejercida sobre Hamás.
A pesar de la resistencia y las presiones internacionales y mediáticas, el primer ministro aseguró que la «victoria absoluta» sobre Hamás es un objetivo alcanzable, pero requiere de un esfuerzo sostenido. “La única manera de liberar a los rehenes es manteniendo la presión”, enfatizó, sugiriendo una estrategia de resistencia frente a las demandas externas y críticas de la oposición.
Este posicionamiento desencadenó réplicas en el ámbito político. A través de sus declaraciones, destacados líderes de la oposición, como Yair Lapid, instaron a Netanyahu a reconsiderar su participación en eventos internacionales, como su proyectada visita al Congreso de Estados Unidos, a menos que se proponga anunciar un acuerdo con Hamás para la liberación de los rehenes. Asimismo, figuras como Benny Gantz, exmiembro del gabinete de guerra, han cuestionado el liderazgo de Netanyahu, sugiriendo que los retrasos en las operaciones militares en Gaza podrían atribuirse a hesitaciones por parte del primer ministro.
La actual crisis humanitaria en la Franja de Gaza ha intensificado el escrutinio global sobre Israel, particularmente en relación con las consecuencias de sus operaciones militares. Organizaciones humanitarias y medios de comunicación han divulgado imágenes y reportes que exponen la magnitud del sufrimiento y la destrucción en la región, alimentando el debate sobre la proporcionalidad y la ética de la campaña militar israelí.
Mientras tanto, Netanyahu se mantiene firme en su estrategia, argumentando que cualquier presión ejercida sobre su gobierno resultará ineficaz para alterar el curso de acción. La complejidad del conflicto en Gaza, junto con la firmeza de Netanyahu en alcanzar una «victoria absoluta» sobre Hamás, promete mantener en vilo la atención internacional, destacando la urgencia de encontrar soluciones que garanticen la seguridad y los derechos humanos de todas las partes involucradas.
