Netanyahu Elimina Toda Opción: Entrar en Guerra, ¿Inevitable para Israel?

En el complejo escenario del Oriente Medio, Hezbolá representa una amalgama de ideales políticos, religiosos y militares que desafía las clasificaciones tradicionales. Conocido como «el partido de Dios», este grupo libanés ejerce una influencia significativa en la esfera social, política y militar del país. Su presencia no solo se manifiesta en el campo de batalla sino también en la vida cotidiana de los ciudadanos, a través de hospitales, escuelas y programas de seguridad social.

La percepción internacional de Hezbolá varía considerablemente. Mientras que algunos países lo etiquetan como una organización terrorista, otros, como España y las naciones de la Unión Europea, distinguen entre sus facetas políticas y militares, condenando únicamente esta última. Esta dualidad subraya la complejidad de designar a grupos que, como Hezbolá, operan en múltiples esferas de la sociedad.

Ignacio Gutiérrez de Terán, experto en Estudios Árabes e Islámicos, ofrece en su reciente publicación «Hezbolá: el laberinto de Oriente Medio», una visión detallada de los orígenes y la evolución del grupo dentro del intrincado sistema político y sectario del Líbano. Destaca su papel como movimiento de resistencia en respuesta a la expansión israelí, motivado en gran medida por la revolución islámica iraní de 1979 y los acontecimientos subsiguientes en el área.

En un contexto de escalada de violencia, la figura de Hasan Nasrallah, recientemente asesinado, y la estructura de liderazgo de Hezbolá juegan un papel crucial. A pesar de su origen como grupo de resistencia antisionista, la actual masacre en la frontera con Israel plantea preguntas sobre la voluntad y capacidad de Hezbolá para continuar su lucha.

En los últimos meses, las tensiones con Israel han aumentado significativamente, con Netanyahu aparentemente buscando una excusa para expandir el conflicto al Líbano y debilitar o eliminar a Hezbolá. Esto ha llevado a una situación en la que el cese de hostilidades parece poco probable, corriendo el riesgo de desencadenar un conflicto sectariano interno en el ya frágil escenario libanés.

La posibilidad de una solución laica a la resistencia que Hezbolá encabeza parece remota en el actual clima político y religioso del Líbano. La relación de Hezbolá con Irán es también central para entender su posición y acciones. Aunque especulaciones sobre un distanciamiento entre ambos surgieron tras el asesinato de Nasrallah, el artículo sugiere que el lazo entre Irán y Hezbolá permanecerá fuerte mientras compartan objetivos comunes.

En este complejo panorama, Hezbolá se perfila no solo como un actor militar sino como un elemento intrínseco del tejido social y político del Líbano, cuya influencia transciende las fronteras nacionales y desafía la simplificación de su carácter y objetivos. La continuidad de esta influencia dependerá, en gran medida, de los desarrollos futuros en el tablero geopolítico de Oriente Medio.

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