Negociaciones de Alto Riesgo: Meloni Viaja a EE.UU. en un Intento de Apaciguar a Trump

Como buena malabarista, Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, está jugando estos días con fuego. Y el riesgo —cada vez más real— es que acabe quemándose. Esa es la conclusión de muchos expertos ante su último movimiento en el tablero transatlántico: un viaje a EEUU, confirmado también por la Casa Blanca, para reunirse la próxima semana con Donald Trump. Supuestamente, para calmarle en su ofensiva contra el orden mundial actual y la guerra comercial global que está impulsando.

«Es una estrategia peligrosa que no está claro que le saldrá rentable», explica Giovanni Orsini, catedrático en la Universidad Luiss. «Meloni podría ser una posible mediadora ante un doloroso divorcio con la UE, pero también podría convertirse en la primera víctima de este divorcio». El viaje, añade, podría salirle caro si no obtiene nada tangible del encuentro: «Eso la dejaría en una posición aún más débil, también en casa, donde las empresas —una parte importante de su electorado—, ya están en pánico».

Mediar con Trump, además, no es tarea fácil. «Hablamos de un presidente impredecible, con un discurso abiertamente nacionalista y antieuropeo», apunta Leo Goretti, del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. «Meloni le ha enviado guiños últimamente, incluso criticando el Green Deal, pero su margen es limitado: Estados Unidos es un mercado importante para Italia, pero la UE lo es aún más. Roma recibe miles de millones en fondos europeos, y además, poco gana si una empresa italiana recibe trato de favor mientras su socio alemán o francés sufre los aranceles», agrega este analista.

Por no hablar de la posibilidad de que Roma atraiga la ira de los otros grandes países de la UE. Algo que diversos ministros franceses dejaron entrever ya esta semana al enterarse de la decisión de Meloni de viajar, por su cuenta, a Washington. «¿De verdad creemos que seremos más fuertes si vamos divididos a EEUU en vez de los 27 juntos?», criticó Benjamin Haddad, ministro francés de Asuntos Europeos. «Trump tiene una estrategia clara: dividir a los europeos. Por eso hay que mantenerse unidos», insistió Marc Ferracci, titular de Industria, en declaraciones a la emisora France Inter.

En este sentido, según Orsini, el peligro «no es en absoluto que Italia abandone la UE, pero sí existe el riesgo de que [Meloni] frene la respuesta europea» a las embestidas actuales y futuras de EEUU. «Pero esto tampoco aún ha pasado», añade el analista. Lo que también explica cierta prudencia que se percibe dentro del Gobierno transalpino. «La visita sí ha sido confirmada por la propia Meloni y por la Casa Blanca, pero de momento aún no hemos hecho una comunicación oficial», explica una fuente gubernamental al hablar sobre la gira de la política italiana a Diario de Actualidad.

De hecho, más allá de lo que dice Meloni para afuera —una retórica que sí en parte ha cambiado, especialmente en relación con la guerra de Ucrania—, en los hechos, Roma ha permanecido en estas semanas anclada a Bruselas. La prueba está en que, pese a sus reticencias (llegó a considerar «infantil y superficial» tener que elegir entre Trump y la UE, en una entrevista con el Financial Times), el Gobierno italiano finalmente se dijo disponible incluso a apoyar los contra aranceles de la UE en caso de que finalmente se decida llevarlos adelante junto al resto de los países del club comunitario.

De igual manera, si bien el día del anuncio del nuevo programa de rearme de la Unión Europea, el 6 de marzo, la mandataria criticó esa decisión (y, como España, en particular, el uso de la palabra «rearme»), también ha apoyado esa iniciativa. Más aún, su partido, el ultraderechista Hermanos de Italia, fue una de las formaciones italianas que votaron de forma más compacta a favor del plan europeo. Todo ello en un momento en el que, además, la industria militar pública italiana se está mostrando particularmente activa en firmar nuevos acuerdos con otras empresas europeas para desarrollar tecnología y armamento nuevo.

Lo que también puede ser la respuesta a por qué no todos se dicen tan alarmados por la reunión de Meloni con Trump. Es el caso del presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, que al margen de un acto esta semana en Valencia ha dado su bendición al viaje. «Acojo con beneplácito todos los intentos de hablar con Trump: Meloni y el ministro italiano de Exteriores, Antonio Tajani, piensan y trabajan con la perspectiva de defender los intereses de Europa», afirmó el alemán, que ya anteriormente se había expresado favorable a las últimas iniciativas de la italiana. Un dato relevante, en este sentido, es que Weber y Meloni no comparten el mismo grupo en Bruselas, donde la italiana es una de las líderes del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos.

En este sentido, el sueño de la primera ministra parece ser el mismo desde que Trump llegó a la Casa Blanca: eso es, convertirse en una pieza indispensable para que el diálogo entre la UE y Washington. «Italia está firmemente anclada a la UE» pero aun así, «para la primera ministra italiana, podría ser útil contar con su propia línea de diálogo con Washington», opina Jean-Pierre Darnis, politólogo de la Université Côte-d’Azul.

Un objetivo en el que, al parecer, la italiana ha estado trabajando desde hace tiempo. Reflejo de ello han sido sus numerosos (y llamativos) silencios y sus ambigüedades en estas semanas cada vez que el Trump más incendiario ha lanzado alguna nueva polémica medida en ámbito de política exterior. Algo que ella misma ha presentado como una estrategia de diplomacia. «A veces tengo la impresión de que respondemos simplemente de manera instintiva. Sobre estos temas hay que decir: mantengan la calma, chicos. Pensemos».

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