En el marco de un evento celebrado en la sede de la Real Federación Española de Fútbol, donde se presentaron un sello y una moneda conmemorativa en honor a las campeonas del mundo de fútbol, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, continuó su intercambio de declaraciones con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en relación a los resultados de las recientes elecciones autonómicas en Galicia.
Montero, quien también desempeña el rol de vicesecretaria general del PSOE, ha respondido a los comentarios previos de García-Page señalando la importancia de apoyar al equipo propio, diciendo que «uno siempre quiere que ganen sus colores, cuando uno siente sus colores, comparta o no la estrategia del entrenador». Este intercambio surge tras los resultados electorales del PSOE en la comunidad gallega, donde el partido socialista sufrió una considerable reducción de apoyo, perdiendo casi 50.000 votos y cinco escaños, y quedándose con solo 9 diputados en el Parlamento de Galicia.
La situación se agudizó cuando García-Page comentó acerca de la victoria del PP y la derrota del PSOE, sugiriendo que si el PP hubiese perdido la mayoría absoluta, se habría planteado la cuestión de la amnistía y la posición de Carles Puigdemont, expresando su alivio ante el no triunfo de Puigdemont.
La vicepresidenta primera inicialmente reprochó a García-Page, indicando que no entendía cómo podía alegrarse de la derrota del PSOE y le instó a reconocer su lealtad al partido. «Me resulta incomprensible que el señor Page diga esto, porque uno siempre tiene que saber cuando juega su equipo cuál es la camiseta que uno lleva. Y uno se alegra de que su marca, su equipo coseche buenos resultados», aseveró Montero.
La tensión entre ambos dirigentes socialistas se mantiene, ya que Page replicó afirmando que «la camiseta del PSOE es la de la libertad», contraponiéndola a la «de fuerza» que, según él, representa el expresidente catalán Puigdemont.
Montero ha decidido mantener el tono de la conversación, reafirmando su postura sobre la importancia de la lealtad al partido y el deseo de verlo triunfar, independientemente de las posibles discrepancias con las estrategias adoptadas por la dirección.
La situación dentro del PSOE demuestra que hay diferencias de opinión con respecto a la gestión de los reveses políticos, que se evidencian en la esfera pública. La controversia entre Montero y García-Page sigue abierta, y se espera que puedan surgir nuevas declaraciones y desarrollos en esta tensión interna del partido socialista.
