En una expresión solemne de devoción y tradición, la comitiva ha llevado a cabo el ceremonial recorrido que precede a la eucaristía y, con la misma devoción, lo ha completado en sentido inverso tras finalizar el oficio religioso. Este trayecto tiene un valor histórico y cultural significativo, pues se extiende desde los históricos arcos del Ayuntamiento hasta la majestuosa catedral de la ciudad.
El evento ha sido resaltado por la presencia indispensable de los maceros, cuya función no solo es ceremonial sino que también refleja la importancia y la solemnidad del recorrido. En un vínculo con el pasado, su presencia recuerda la época en la que los maceros precedían a los dignatarios, portando mazas como signo de autoridad y protección.
A este notable desfile se ha unido la Banda Municipal de Música de Cuenca, cuyos acordes han sumado solemnidad y emoción a la procesión. Con sus uniformes impecables y su música resonante, la banda ha llenado de vibrantes melodías las calles históricas, acompañando a los fieles y a los curiosos que se han congregado para presenciar la tradición.
El acto refleja la rica herencia cultural de la ciudad y su compromiso con la preservación de las tradiciones que definen su identidad. La participación de la comunidad en este evento fortalece los lazos y el sentido de pertenencia entre sus habitantes, al tiempo que ofrece un espectáculo digno de aprecio para visitantes y residentes por igual.
El recorrido se ha efectuado sin incidentes, y tanto los organizadores como los participantes se han mostrado satisfechos de poder mantener vivos los aspectos más atesorados del patrimonio cultural de la ciudad.
Es así como, una vez más, la comitiva ha dejado una estela de historia viva a su paso, y la ciudad de Cuenca ha confirmado su esencia como guardiana de tradiciones que se transmiten de generación en generación.