En un desarrollo escalofriante que pone de relieve las tensiones prolongadas en el Medio Oriente, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha intensificado las medidas contra los intentos de romper el bloqueo marítimo de la Franja de Gaza. Katz «ha ordenado» a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) actuar contra la flotilla ‘Madleen’ de la Coalición de la Flotilla de la Libertad, que se ha propuesto entregar ayuda humanitaria a Gaza. A través de su cuenta en la red social X, declaró que se tomarán «las medidas necesarias» para evitar que la flotilla alcance su destino.
La misión de ‘Madleen’, que incluye a personalidades notables como la activista Greta Thunberg, ha levantado críticas severas de Katz, quien directamente ha acusado a Thunberg de portavocía para «propaganda de Hamás» y la ha calificado despectivamente en términos controversiales. Esta declaración ha encendido aún más el debate sobre la acción humanitaria frente a las cuestiones de seguridad nacional.
La Coalición de la Flotilla de la Libertad, conocida por su activismo en pro del derecho internacional y su oposición al bloqueo impuesto por Israel sobre Gaza desde 2007, ha enfrentado desafíos significativos en su última empresa. A pesar de las advertencias emitidas por el gobierno israelí, la tripulación del ‘Madleen’, incluyendo a Thunberg, el actor Liam Cunningham y el activista español Sergio Toribio, se mantienen firmes en su determinación por alcanzar Gaza, ubicada ahora a menos de 24 horas de distancia.
En un giro dramático, la eurodiputada franco-palestina Rima Hassan, otra tripulante de ‘Madleen’, ha advertido que esperan ser detenidos ilegalmente por las autoridades israelíes muy pronto, anticipando la interrupción de sus comunicaciones. Sus previsiones incluyen la confiscación de efectos personales, detenciones y posiblemente interrogatorios en Asdod, un puerto israelí al norte de Gaza.
Mientras tanto, desde Bruselas, figuras políticas como Kaja Kallas han expresado su intención de revisar los acuerdos con Israel, endureciendo el tono contra las acciones del Primer Ministro Netanyahu. Este conflicto no solo pone a Israel en una luz desafiante frente a la desobediencia civil y las iniciativas humanitarias sino que también tensa las relaciones con algunos de sus aliados más cercanos, como se evidencia en la creciente preocupación de Alemania, Canadá, Francia y el Reino Unido.
Este episodio arroja luz sobre el persistente dilema entre el derecho humanitario internacional y las prerrogativas de seguridad nacional, subrayando el profundo abismo que separa a los defensores de ambas causas y destacando la complejidad del conflicto palestino-israelí que continúa desafiando soluciones pacíficas y duraderas.