Miles de voces contra Trump en Washington: La Marcha de las Mujeres desafía el frío y la indiferencia
En una contundente demostración de disenso, miles de personas llenaron las calles de Washington este sábado, apenas a dos días de la investidura del republicano Donald Trump para un segundo mandato presidencial. Con la firme intención de hacer escuchar su voz, los participantes de la «Marcha de las Mujeres» enviaron un claro mensaje al presidente electo y a su administración: la lucha por los derechos de las mujeres y de los colectivos menos favorecidos está lejos de terminar.
A pesar de las bajas temperaturas que obligaron a reprogramar algunos de los actos oficiales de la investidura al interior, el fervor de los manifestantes no disminuyó. La marcha, que en su primera edición de 2017 congregó a medio millón de personas, vio reducidas sus expectativas a 50.000 participantes. Sin embargo, la pasión y la determinación de los asistentes no mermaron, arrancando desde tres distintas plazas hacia el icónico Monumento a Abraham Lincoln.
La manifestación cobró especial relevancia al ser considerada un símbolo de resistencia contra el segundo mandato del líder republicano. «Estamos listos para actuar», se convirtió en el lema resonante de la jornada, reflejando el espíritu de la anterior marcha que marcó un hito en la movilización social a inicios de la presidencia de Trump.
Entre los manifestantes, Krista Falkenstine, de 65 años, viajó desde Colorado preocupada por el futuro de sus dos hijas. Como muchas otras personas, Falkenstine ha superado el temor a levantar su voz, reformulando la lucha por los derechos como una causa imperante en su vida. La marcha también se convirtió en un punto de encuentro para diversas voces como la de Matt Byrne, ingeniero de 36 años de Filadelfia, y Melissa Mungi de origen filipino-americano, quienes, desde sus distintas perspectivas, coincidieron en la importancia de las reivindicaciones feministas y contra el fascismo.
La desilusión por el regreso de Trump a la Casa Blanca fue un sentimiento compartido, sumado a la preocupación por las políticas que esta nueva administración pueda implementar, especialmente para las clases medias y bajas. Susan Corbin, desde California, criticó duramente la inclinación de Trump hacia políticas que favorecen a los más acaudalados, anticipando un deterioro en las condiciones de vida de la población más vulnerable.
Al margen de los discursos políticos y las distintas actividades planificadas por Trump, como un evento en su club de golf en Virginia, la «Marcha de las Mujeres» representa un fuerte símbolo de unidad y de la voluntad de luchar por un futuro más justo. La protesta, que nació en las redes sociales tras las elecciones de noviembre de 2016, ha evolucionado hasta convertirse en un movimiento significativo que sigue activo y desafiante frente a las adversidades políticas y sociales.
La jornada cerró con un fuerte llamado a la unidad y la acción: «No nos rendiremos. Ahora es el momento de unirnos en torno a valores compartidos y de luchar por un futuro justo», declaró la presidenta de la junta directiva de la marcha, Ginna Green, marcando este evento como el inicio de una nueva etapa de movilización y empoderamiento frente a una administración que muchos perciben como regresiva en términos de derechos y libertades.