En un clima de tensión y violencia, las calles de Buenos Aires se transformaron en el epicentro de un conflicto que escaló hasta las puertas del Congreso, donde la discusión y posterior aprobación de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos marcó un antes y un después en la política nacional. Las movilizaciones, que se tornaron violentas este miércoles, fueron catalogadas por el Gobierno de Argentina como un «gran acto de sedición» y un intento de «golpe de Estado», adaptado a los tiempos modernos en los que se busca debilitar progresivamente al Gobierno, según expresó Manuel Adorni, portavoz de la Presidencia, durante su conferencia de prensa en la Casa Rosada.
La propuesta legislativa, emblema del ejecutivo liderado por Javier Milei, busca sentar las bases para una Argentina renovada en los principios del liberalismo económico y con un Estado reducido en su intervención económica. La aprobación de esta ley fue recibida con aplausos por los senadores y miembros del Gobierno, contrastando fuertemente con las escenas de enfrentamientos que se vivían al exterior del recinto legislativo.
Las movilizaciones, que reunieron a sindicatos, movimientos sociales y grupos de izquierda, intentaron, según las autoridades, paralizar la sesión en el Senado y quebrantar los cimientos de la democracia argentina, utilizando para ello métodos violentos que el Gobierno no dudó en calificar de terroristas. Las fuerzas de seguridad, bajo la dirección de la ministra Patricia Bullrich, fueron elogiadas por su eficacia al reprimir los disturbios, una acción que desembocó en la detención de 31 personas implicadas en los incidentes.
Desde la Presidencia se asegura que se llegará «hasta las últimas consecuencias» para sancionar a los responsables de los actos de violencia, iniciando un análisis minucioso de las imágenes capturadas durante los enfrentamientos. En este sentido, se pretende aplicar la pena máxima que corresponda a cada caso, buscando así enviar un mensaje claro sobre la intransigencia del Gobierno frente a cualquier acto que busque desestabilizarlo o deslegitimarlo.
En medio de este complejo escenario, la aprobación de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos emerge como un hito en el proyecto de gobierno de Milei, aunque el camino hacia su implementación efectiva promete estar sembrado de desafíos, no solo en el ámbito legislativo, sino también en el social y en la calle, donde la voz del disenso se hizo sentir con fuerza.
