Mike Pompeo, exsecretario de Estado de Estados Unidos, ha dado a conocer recientemente que durante el mandato de Donald Trump propuso la utilización de drones para atacar a los carteles de droga en México. La intención de esta medida sería hacer frente a un problema que, según Pompeo, podría afectar en cualquier momento a Estados Unidos.
La idea de Pompeo surge en un contexto en el que el tráfico de drogas y la violencia generada por los carteles son los principales problemas de seguridad en México. El país vivió un récord de 36,579 asesinatos en 2018, un incremento del 12,5% con respecto al año anterior. Los niveles de violencia no se han detenido desde entonces, y se estima que los asesinatos relacionados con los carteles de droga superan los 100,000 en los últimos 15 años.
En su artículo publicado en el diario The Wall Street Journal, Pompeo sostiene que el peligro que representan los cárteles de droga debe ser atajado de manera temprana antes de que el problema trascienda a territorio norteamericano. Además, defiende que la utilización de vehículos aéreos no tripulados podría ser la mejor solución para llevar a cabo una operación quirúrgica contra los grandes carteles.
La iniciativa de Pompeo no es nueva, declaró que ya en 2019 había planteado la idea al presidente Trump durante una reunión en la Casa Blanca. La propuesta del exsecretario de Estado recibió algunas críticas por parte de expertos en política interna por ser una posible violación de la soberanía territorial mexicana. Además, algunos especialistas en seguridad han puesto en duda la eficacia de los ataques aéreos para resolver el problema de los cárteles.
La preocupación de Estados Unidos por el tráfico de drogas y la violencia en México es comprensible. Sin embargo, la solución de Pompeo plantea una problemática añadida que es la cuestión de la soberanía de México. Es necesario que ambos países trabajen de manera bilateral para combatir el problema, pero respetando siempre la soberanía de cada nación.
La solución no puede ser el uso de drones militares, sino más bien una cooperación seria y sostenida entre las autoridades de ambos países, así como también una lucha decidida por parte de México contra los carteles de droga. Además, es necesario que los gobiernos de los países de América del Sur y Centroamérica se involucren en la lucha contra el narcotráfico y se coordinen para detenerlo en sus raíces.
En resumen, la iniciativa de Pompeo es una muestra más de que la guerra contra las drogas no ha resultado efectiva. Los ataques aéreos a los cárteles pueden ser una solución temporal, pero a largo plazo, el problema resurgirá si no se toman medidas estructurales. Para combatir de manera efectiva el narcotráfico, se requiere una colaboración internacional y una solución que aborde las raíces del problema.
