Enclavado en Asia Central, Turkmenistán se perfila como un destino que desborda lo convencional, atrayendo la mirada del mundo hacia sus peculiares características y planes sorprendentes. Este país, poco explorado por el turismo global y con una población de apenas seis millones, destaca por su decisión de apagar la «Puerta del Infierno», un cráter que ha arrojado llamas incansablemente por décadas, y por una historia que parece sacada de un libro de aventuras, donde un español descubre a un troglodita acompañado de queso añejo en una cueva turcomana.
Asjabad, la capital, se erige como el epicentro de la singularidad turcomana, alardeando de tener la mayor cantidad de edificaciones de mármol blanco en el mundo. Esta ciudad, bañada por el resplandor del sol del desierto, emerge como un oasis arquitectónico en medio de un paisaje que roza lo surrealista. Su infraestructura despliega una ostentación inusitada que va desde la reglamentación de vehículos exclusivamente blancos hasta la presencia de estatuas monumentales que idolatran símbolos nacionales, como caballos de mármol y una noria cubierta que ostenta el récord de ser la más alta a nivel mundial.
La figura del viajero crónico, un creador de contenido que comparte sus experiencias en Turkmenistán a través de TikTok, ha sido clave para descorrer el velo sobre este enigmático país. Con más de 7 millones de visualizaciones, sus videos ofrecen una ventana a la vida en este rincón poco conocido del mundo, marcado por un fuerte culto a la personalidad de sus líderes y una atmósfera que combina grandeza con vacío.
La «Puerta del Infierno», situada en el desierto de Karakum, rivaliza en asombro con las edificaciones humanas. Este cráter, cuya llama persistente ha iluminado la vastedad desértica durante décadas, simboliza tanto el poder incontrolable de la naturaleza como el enigma que encierra Turkmenistán.
Además, el hallazgo de un troglodita por parte de un español, en un entorno tan excepcional como una cueva de este país, añade otra capa de misterio y atractivo a la nación. Este tipo de descubrimientos respaldan la percepción de Turkmenistán como un lugar repleto de historias por descubrir, aventuras por emprender y secretos por revelar.
A pesar del esplendor y el misterio que engalanan a Turkmenistán, es su cotidianidad teñida de excentricidad lo que cautiva por completo. Desde reglas urbanas que parecen sacadas de la ficción hasta la transformación de Asjabad en una ilusión desértica que recuerda a Las Vegas por la noche, el país se mantiene como un destino para los viajeros más audaces y los buscadores de lo inusual.
Turkmenistán, con sus maravillas naturales y urbanas, su historia fascinante y planes futuros, como el de extinguir las llamas de la «Puerta del Infierno», se presenta ante el mundo como un escenario de contrastes, donde lo imponente y lo insólito confluyen en una armonía que desafía la lógica y trasciende lo conocido. Este país continúa siendo un enigma, invitando a exploradores, aventureros y curiosos a descubrir sus secretos y maravillarse ante su inigualable singularidad.