Nadie en Kalundborg imaginaba que esta pequeña ciudad industrial sufriría la transformación que está viviendo hoy. Situada a 100 kilómetros de Copenhague, en los últimos años la ciudad está creciendo al mismo ritmo que el enorme éxito de las inyecciones de Ozempic, el medicamento para la diabetes asociado a una solución milagrosa para perder peso.
Desde hace 50 años, el gigante farmacéutico Novo Nordisk fabrica en la planta de Kalundborg la mitad de insulina que se produce en el mundo, lo que ha dado una cierta prosperidad a la ciudad. Pero hace dos años, la farmacéutica danesa anunció la inversión de 60 billones de coronas (5.600 millones de euros) en la ampliación de sus instalaciones en Kalundborg, con el objetivo de aumentar la producción de sus medicamentos más vendidos, Ozempic y Wegovy. Esto supone la inversión privada más grande que jamás se ha hecho en Dinamarca, una cifra que se acerca al PIB de Mónaco, pero en una ciudad de apenas 17.000 habitantes.
La huella de Novo Nordisk es evidente en la ciudad, que se ha convertido en uno de los municipios más ricos del país nórdico. Las decenas de grúas y maquinaria pesada que se pueden ver desde la carretera en las afueras son la evidencia de que las obras de ampliación de la fábrica van a todo ritmo, ya que tienen que estar terminadas en cuatro años. Hace apenas un año, esos terrenos eran campos de cultivo y pequeñas granjas dispersas. Si no fuera por la presencia de la farmacéutica, Kalundborg parecería otro pueblo de la costa danesa donde más bien pasan pocas cosas.
Con la ampliación de la planta de Novo Nordisk, se crearán 1.250 nuevos puestos de trabajo que se sumarán a los 4.500 empleados que ya trabajan hoy en la planta, lo que supone una cuarta parte del total de residentes en la ciudad. Para los trabajos de construcción han llegado 3.000 operarios a la ciudad, y todo esto ha contribuido a que la cifra de desempleo, que tradicionalmente había sido alta en el municipio, haya caído hasta apenas el 2%.
Las nuevas instalaciones de Novo Nordisk también han atraído hasta Kalundborg otro tipo de inversiones que transformaran el carácter del lugar por completo. La carretera de un carril que comunica la ciudad quedará substituida por una nueva autopista que ya está en construcción. En la actualidad, hay una universidad que ofrece estudios en biotecnología, pero en los próximos seis años el campus universitario se ampliará con 12.000 metros cuadrados para que pueda acoger a 1.500 alumnos.
La Fundación Novo Nordisk también está financiando el Helix Lab, permitiendo a los estudiantes de posgrado completar sus estudios y obtener experiencia trabajando en empresas locales, incluida Novo Nordisk. Con todas estas inversiones, el objetivo de la ciudad queda claro: frenar la despoblación y convertirse en un hub de la biotecnología en el norte de Europa.
Por el momento, no hay duda de que el crecimiento de Novo Nordisk no solamente está transformando la ciudad de Kalundborg, sino que también la economía de todo un país. La farmacéutica es el mayor contribuyente en la agencia tributaria en Dinamarca, más que otras grandes empresas danesas como la cervecera Carlsberg, la naviera Maersk, o la empresa de juguetes Lego. El año pasado, el 15% de la recaudación de impuestos pagados por empresas en Dinamarca recayó en la farmacéutica, y se calcula que la mitad del crecimiento económico del país (3,6% del PIB en 2024) se atribuye a Novo Nordisk.
Pero por difícil que pueda parecer, muchos de los vecinos de Kalundborg tienen la sensación de que los beneficios de la empresa no irradian en las calles de la ciudad, que presentan un aspecto un tanto vacío y triste. En los últimos 15 años, la ciudad tampoco ha sabido atraer a nuevos residentes, y los vecinos temen por el impacto del descomunal crecimiento de la farmacéutica en su municipio.
“Este crecimiento tan rápido nos está trayendo problemas, la ciudad no estaba preparada para esto, nos faltan infraestructuras, servicios y más oferta cultural para que sea una ciudad atractiva para vivir,” explica Brian Sønder Andersen, gerente del pequeño cine y presidente de la asociación de comerciantes de Kalundborg. La mayoría de trabajadores de Novo Nordisk no se han trasladado a vivir en la ciudad, comenta Andersen, en cambio, “solamente vienen en coche por la mañana, trabajan y se van,” dice. Este ir y venir de coches provoca cada día un atasco monumental que paraliza toda la ciudad en las horas punta, y al que los vecinos han bautizado como “Novo queue” en inglés.
En algunos negocios de la ciudad, como en la cadena de supermercados local, su gerente Keld Haapanen se lamenta de que “estoy perdiendo a todos mis trabajadores porque prefieren trabajar en la fábrica de Novo Nordisk,” “simplemente yo no puedo ofrecer los mismos salarios,” dice Haapanen. Este gerente también cuenta que hace medio año cerró el taller de reparación de coches porque tampoco encontraba personal, ya que todos se habían marchado a trabajar a la farmacéutica.
Pero si hay un sector que está notando más los efectos de la ampliación de Novo Nordisk, este es el mercado inmobiliario. “El mercado de alquiler está bajo mucha presión, y en cuanto al precio de compra de una vivienda, en el último año se ha disparado un 20%,” cuando en el resto del país la subida ha sido de un 3 o un 4%, asegura el agente inmobiliario Sander Bredahl Tangberg.
La regidora del ayuntamiento, Helle Laursen Petersen, admite también que la ciudad arrastra una serie de problemas sociales. Parece paradójico, pero donde se fabrica el medicamento de moda para perder peso, una cuarta parte de los estudiantes de secundaria tiene sobrepeso, en comparación a la media nacional, que es uno de cada cinco estudiantes. Petersen también cree que las escuelas tienen que mejorar su rendimiento académico, ya que hoy los alumnos del municipio sacan unos resultados por debajo de la media en matemáticas y lengua. “Creo que nuestras escuelas tienen que mejorar si queremos atraer a las familias con recursos y trabajos bien cualificados que llegan para trabajar en Novo Nordisk,” explica.
A las cuatro de la tarde, una filera de coches que apenas avanzan pocos metros hace que se tarde 50 minutos en salir de la ciudad, cuando durante el resto del día sus calles habían estado prácticamente desiertas. Por lo menos, la gasolinera famosa por sus bocadillos de panceta de cerdo, ahora vende 30 kilos de carne y 100 salchichas cada día a los trabajadores de Novo Nordisk.