En un contexto geopolítico marcado por la creciente tensión en Oriente Medio, el gobierno de Estados Unidos ha emitido un nuevo Memorando Presidencial de Seguridad Nacional conocido como NSPM-2. Este documento, destinado a altos funcionarios del gobierno, establece una estrategia destinada a ejercer una presión máxima sobre el régimen de la República Islámica de Irán.
El memorando, dirigido a una amplia gama de secretarios de gabinete y directores de agencias de inteligencia, subraya la postura firme de la administración sobre las actividades iraníes, delineando preocupaciones específicas sobre el apoyo del país a grupos terroristas y su continua búsqueda de capacidades nucleares. Desde 1979, Irán ha mantenido un enfoque hostil hacia Estados Unidos y sus aliados, siendo identificado como el mayor patrocinador estatal del terrorismo en el mundo. La administración estadounidense sostiene que el régimen no sólo ha fomentado la violencia en la región, sino que también ha dirigido acciones terroristas directas contra ciudadanos estadounidenses y aliados.
Uno de los puntos más alarmantes del memorando es la acusación de que Irán ha sido responsable de ataques selectivos y operaciones de espionaje en el territorio estadounidense y en otros países. Estas acusaciones se vinculan a actividades de grupos como Hezbollah y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), que ha sido calificado como organización terrorista. Además, se menciona la responsabilidad del régimen en la violencia reciente perpetrada por grupos como Hamas y los ataques en el Mar Rojo.
El memorando enfatiza que la capacidad nuclear de Irán representa un peligro existencial no sólo para Estados Unidos, sino para todo el mundo civilizado. Aparte de la oposición a la nuclearización, el documento señala que Irán ha violado sus obligaciones bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear, ocultando sitios no declarados y dificultando el acceso de la Agencia Internacional de Energía Atómica a instalaciones militares.
En respuesta, la administración ha delineado políticas específicas para intensificar la presión sobre el régimen iraní. Estas incluyen la imposición inmediata de sanciones a individuos y entidades que cumplan con los criterios de violaciones de sanciones impuestas anteriormente. La estrategia busca asfixiar las finanzas del régimen al reducir a cero sus exportaciones de petróleo, mejora las medidas de control de exportaciones, y lanza una campaña diplomática para aislar a Irán a nivel internacional.
Además, las iniciativas abarcan acciones legales para investigar y desmantelar redes de apoyo que operan desde el territorio estadounidense, así como requerimientos para que las bases en el extranjero actúen en coordinación con las fuerzas de seguridad pertinentes.
Este memorando es un reflejo del compromiso de la administración actual de garantizar la seguridad nacional y enfrenta un desafío estratégico crítico en la relación de Estados Unidos con Irán. La implementación de estas políticas será clave no solo para abordar las amenazas percibidas hoy, sino también para establecer un marco de estabilidad y seguridad a largo plazo en una región marcada por la incertidumbre y el conflicto.
Fuente: WhiteHouse.gov