La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, anunció que ocho niños ucranianos han podido reunirse con sus familias tras las gestiones realizadas con el presidente ruso, Vladímir Putin. Melania destacó que este avance fue posible gracias a la creación de un «canal de comunicación abierto» con el Kremlin, dirigido a abordar la compleja situación de los menores deportados en el contexto de la invasión. Este acuerdo surge en medio de una controversia internacional sobre el traslado de niños ucranianos a Rusia, donde se les acusa de ser «rusificados».
El camino hacia esta reunificación comenzó en agosto, cuando Melania envió una carta a Putin solicitando su apoyo para facilitar la reunificación de varios niños ucranianos que habían sido trasladados a Rusia desde el inicio del conflicto. Durante su encuentro en Alaska, su esposo, el expresidente Donald Trump, entregó personalmente este mensaje. La respuesta positiva de Putin fue destacada por Melania durante una reciente conferencia, donde expresó el compromiso mutuo por el bienestar de los menores afectados por la guerra.
Sin embargo, el trasfondo de esta situación es alarmante. ONG y expertos estiman que más de un millón de niños en Ucrania están bajo un currículo educativo ruso, y se han reportado miles de casos de niños «secuestrados» y deportados, lo que ha generado una preocupación creciente por su futuro y su identidad. Investigaciones indican que el Kremlin tiene un interés en la militarización y rusificación de estos menores, mientras que la comunidad internacional sigue de cerca estos acontecimientos, intentando visibilizar el impacto humanitario del conflicto.
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