El presidente Donald J. Trump ha tomado medidas decisivas para asegurar y fortalecer la fiabilidad del sistema eléctrico de Estados Unidos a través de una nueva orden ejecutiva firmada hoy. Este acto se enmarca en un contexto de creciente demanda energética y la necesidad de garantizar que el país esté preparado para los retos del futuro.
La nueva orden ejecutiva tiene como objetivo permitir que el Secretario de Energía agilice los procesos para emitir órdenes de emergencia bajo la Ley Federal de Energía en caso de interrupciones previstas en la red. Se establece también la obligación de desarrollar una metodología uniforme para analizar los márgenes de reserva en todas las regiones del sistema eléctrico nacional. Este enfoque busca evaluar las condiciones de la red y acreditarse basándose en el rendimiento histórico de los recursos de generación.
Además, se requiere que el Secretario de Energía implemente esta metodología en un proceso regular que identifique los recursos de generación críticos para la fiabilidad del sistema. La administración se compromete a evitar que recursos de generación significativos abandonen la red o cambien de fuentes de combustible si esto resultaría en una reducción neta de la capacidad de generación acreditada.
Trump enfatiza la importancia de esta acción en un momento en que se prevé que la demanda de electricidad en el país aumente un 16% en los próximos cinco años, una proyección que ha triplicado el crecimiento anticipado hace solo un año. Este incremento se ve impulsado por el avance tecnológico, especialmente en centros de datos impulsados por inteligencia artificial, junto a un aumento en la manufactura nacional.
Con aproximadamente 80 millones de transformadores en funcionamiento, muchos de ellos con más de 40 años, la fiabilidad de la red eléctrica es crucial para la seguridad nacional y económica. Trump ha sido claro en afirmar que la capacidad de Estados Unidos para mantenerse a la vanguardia de la innovación tecnológica depende de una oferta energética fiable proveniente de diversas fuentes.
En su campaña, Trump calificó de «obsoleta y desastrosa» la actual infraestructura eléctrica del país, subrayando su urgencia por tomar acción. Desde su primer día en el cargo, ha declarado una Emergencia Nacional de Energía para asegurar la integridad de la red eléctrica de la nación. Su administración ha revivido la industria del carbón, promoviendo la estabilidad de la red y apoyando los empleos estadounidenses.
A través de la reducción de regulaciones y la eliminación de obstáculos burocráticos que dificultan la producción de carbón, petróleo y gas natural, Trump está apostando por aumentar la producción energética nacional. Además, busca invertir en tecnologías energéticas de próxima generación y acelerar los proyectos energéticos mediante la simplificación de los procesos de permisos.
Este movimiento, marcado por la determinación de hacer de América una nación energética dominante y segura, promete tener un impacto significativo en el futuro del suministro energético del país y su capacidad para enfrentar los desafíos de un panorama energético en constante evolución.
Fuente: WhiteHouse.gov