Este 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Lenguas de Signos, y para celebrar esta fecha, Diario CLM ha visitado las Cortes de Castilla-La Mancha para dialogar con María Lobato y Ana López, intérpretes de lengua de signos que desempeñan su labor en el Parlamento regional. La inclusión de la traducción a lengua de signos forma parte del Plan de Accesibilidad Universal de las Cortes autonómicas, que abarca la traducción de todos los plenos y ciertos actos institucionales, como el Día de la Discapacidad y el Día de la Constitución.
Los intérpretes de lengua de signos (ILSE) actúan como puentes entre la comunidad sorda y la oyente, y utilizan esta ocasión para exigir más plazas públicas, mejor formación y una mayor presencia en los ámbitos de educación y sanidad. Con el objetivo de crear un entorno inclusivo, María y Ana proponen que los estudiantes oyentes aprendan la lengua de signos, contribuyendo así a desarrollar la empatía hacia las personas sordas.
Desde el salón de plenos, las intérpretes han compartido su experiencia laboral y reflexionado sobre los desafíos que enfrenta la inclusión de las personas sordas en la sociedad. Ambas han elogiado la iniciativa de las Cortes, impulsada por Pablo Bellido, que permite a las personas sordas acceder a la información parlamentaria. Sin embargo, Ana ha señalado la necesidad de aumentar la disponibilidad de intérpretes en ayuntamientos y hospitales, sugiriendo que estos servicios no deberían ser externalizados a empresas privadas.
Ana ha subrayado la importancia de que las personas sordas puedan acceder a más información, ya que es su derecho. También ha destacado la carencia de intérpretes en el ámbito educativo, advirtiendo que muchas veces no se puede cubrir la totalidad del horario escolar de los niños sordos, lo que limita su desarrollo.
La concienciación también ha sido un tema clave en su conversación. María ha defendido la idea de que los niños oyentes aprendan lengua de signos desde pequeños para fomentar una mejor comunicación y empatía. «Los niños son como esponjas», ha afirmado, haciendo hincapié en que tener nociones básicas de la lengua podría facilitar interacciones simples pero significativas con las personas sordas.
Otro aspecto crucial que han denunciado es la insuficiencia de la formación de los intérpretes. María ha mencionado que aunque se ha pasado a una formación universitaria, esta no ha satisfecho las expectativas. «Las personas que venían del plan antiguo siguen estando mucho mejor preparadas», ha alertado, planteando la necesidad de una formación técnica y específica de calidad para los intérpretes.
Ambas intérpretes, que llevan más de quince años en esta profesión, han expresado su satisfacción por el recibimiento en las Cortes, donde sienten que se valora su trabajo. En el contexto de un pleno ordinario, suelen trabajar en equipo, rotando cada media hora para mantener la concentración. Además, han explicado que no están situadas en la sala de plenos, sino en una sala aparte, lo que les ha dificultado en ocasiones la tarea de interpretar con precisión.
Por último, han explicado que el uso de ropa oscura en su profesión responde a la necesidad de que sus manos, herramientas esenciales de su trabajo, se destaquen para las personas sordociegas, quienes pueden tener restos visuales. A pesar de los retos que enfrentan, María y Ana continúan comprometidas con su labor como intérpretes de lengua de signos, buscando siempre mejorar la comunicación y la inclusión de la comunidad sorda.