Más de 3.000 se oponen a participar: Un llamado a la resistencia

Más de 3.000 reservistas israelíes han decidido no acudir a la convocatoria del Gobierno de Benjamín Netanyahu, que planea una operación militar en la Ciudad de Gaza. Esta decisión se enmarca en un contexto de creciente descontento con los objetivos de la ocupación, percibidos por muchos como un intento del primer ministro de mantener su poder. A medida que el Ejército israelí busca movilizar a 60.000 reservistas, la cifra de aquellos que se presenten es incierta, incrementando las preocupaciones sobre una crisis de insumisión entre las fuerzas armadas.

La negativa responde no solo al rechazo de la ocupación, sino también a la fatiga acumulada por los reservistas, quienes han servido intensamente desde el inicio del conflicto en octubre. Max Kresch, sargento de las IDF, destacó que muchos han servido «cientos de días» y ya no apoyan un esfuerzo bélico que consideran ilegal. Los reservistas argumentan que prolongar esta guerra pone en riesgo no solo a la población gazatí, sino también a la población israelí que dice defender.

La creciente deserción plantea un dilema crítico para el Gobierno y las fuerzas armadas, atrapadas entre órdenes de movilización y una base que se resiste a participar en un conflicto que no consideran justo. La crisis se complica aún más por el aumento en los casos de suicidio y trastornos psicológicos, reflejo de las tensiones internas en la sociedad israelí y el costo humano de un conflicto que parece lejos de concluir.

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