En medio de un contexto europeo cada vez más polarizado, la discusión acerca del costo de la financiación de Ucrania ha tomado protagonismo en los debates políticos. A pesar de que altos funcionarios, como el primer ministro húngaro Viktor Orbán, argumentan que el apoyo a Kiev es «demasiado caro», los datos sugieren que el costo anual de preparar una defensa contra una potencial victoria rusa es incluso más oneroso. Este dilema se acentúa en un momento crucial, justo antes de la cumbre de la UE de diciembre, donde se requerirá un consenso para asegurar los fondos necesarios para la economía y la defensa ucranianas.
Conforme se acerca esa cumbre, uno de los puntos más delicados es la necesidad de mantener sanciones sobre Rusia para garantizar préstamos por valor de 210.000 millones de euros. Las propuestas legales recientes apuntan a utilizar intereses de activos rusos congelados como una vía viable de financiación, pero este enfoque enfrenta la resistencia de países como Hungría, que ya ha manifestado su oposición a la emisión de eurobonos para financiar la ayuda a Ucrania. La escasez de acuerdos podría debilitar aún más la posición defensiva de Europa en un escenario donde Estados Unidos parece irse retirando gradualmente.
El debate sobre el costo continúa incluso cuando se examinan las estadísticas de ayuda militar. En general, el apoyo proveniente de Europa se ha ido desacelerando, dejando a algunos países como Italia y España sin incrementar sus contribuciones en un periodo en el que otros, como Alemania y Francia, han aumentado significativamente su asistencia. Este cambio está llamando la atención de organismos económicos que advierten que la falta de acción rápida puede resultar en «tensiones de liquidez» en Ucrania, lo que podría disparar los costos si la situación se deteriora, haciendo que el costo de no apoyar a Ucrania supere el apoyo actual.
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