La cumbre informal de jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea en Copenhague ha estado marcada por un intenso debate sobre la «urgencia» en materia de seguridad y defensa. En un contexto donde la amenaza rusa pesa sobre Europa, los líderes han reconocido la necesidad de actuar rápidamente, aunque en su lugar, se ha optado por discusiones y la elaboración de documentos. La Comisión Europea propone que los Veintisiete desarrollen capacidades para disuadir agresiones antes de 2030, un objetivo que exigirá un considerable aumento en la inversión militar.
Sin embargo, la reacción de algunos líderes, como el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, evidencia la frustración por la falta de acción tangible. Según él, «los documentos no te defienden», lo que resalta un debate más profundo sobre cómo traducir palabras en acciones concretas. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, defiende que el objetivo de 2030 no impide el inicio inmediato de medidas, aunque el tiempo y los recursos son elementos críticos en este proceso.
A medida que los países del este y del norte intensifican sus esfuerzos para impulsar la acción colectiva, se plantea también cómo ayudar a Ucrania en medio de la crisis. Un plan para destinar activos rusos congelados a un crédito de 140.000 millones de euros para el país ha ganado consenso, pero todavía enfrenta dudas entre algunos Estados miembros. Las discusiones en Copenhague ponen de manifiesto que, aunque la urgencia es palpable, convertirla en resultados efectivos sigue siendo un desafío monumental para la UE.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí