Alejandra Rubio, la descendiente de Terelu Campos, se encuentra en el centro de atención no solo por su estado de embarazo sino también por las controversias que parecen rodear a su familia. Las tensiones han alcanzado nuevos picos en la esfera mediática, particularmente en el espacio televisivo de «Ni que fuéramos Shhh», un programa que se está perfilando como el sucesor natural de «Sálvame» y que se transmite de lunes a viernes a las 15:50 horas en la cadena Ten. Allí, se ha hecho eco de las peticiones reiteradas de Rubio hacia los medios, solicitando el despido de ciertos periodistas a quienes acusa de acosarla de manera constante en su vida cotidiana.
La indiscreción ha provocado intensas reacciones entre sus colegas, siendo Marta Riesco una de las voces más críticas. Riesco, quien ha ganado notoriedad tras su partida de Mediaset, lanzó duras acusaciones contra Rubio, argumentando que “Alejandra es una chica que no se lo ha currado nada en la vida, ha tenido todo sin ningún tipo de esfuerzo, está en un lugar privilegiado donde gana un buen dinero haciendo nada”. Riesco ahondó en su crítica señalando que la influencia de Rubio no se debe a sus méritos profesionales, sino únicamente a las circunstancias de su vida personal.
El debate se intensificó con la intervención de Lydia Lozano, quien respaldó a Riesco señalando la actitud presuntuosa de Rubio en los platós de Telecinco. Asimismo, Riesco criticó la postura de Rubio hacia las ‘fake news’, sugiriendo que debería estar agradecida por ellas ya que, sin dicha atención, Rubio no destacaría en absoluto.
Las declaraciones de Riesco abren una ventana a un debate más amplio sobre el papel de la meritocracia en la industria del entretenimiento y la prensa, así como la justicia de la influencia mediática basada en la relevancia personal en lugar de logros concretos. María Patiño añadió a la discusión indicando que, aunque Alejandra Rubio no genera identificación de forma general en el público, existe un interés morboso por las opiniones que emite sobre su familia, factores que justifican su presencia en diferentes espacios televisivos como colaboradora.
En medio de esta polémica, el debate sobre el papel de los medios en la vida de las figuras públicas y su responsabilidad al cubrir la vida de estas, junto con las exigencias de respeto por parte de las celebridades hacia el trabajo periodístico, permanece abierto. Mientras tanto, Alejandra Rubio sigue siendo un foco de discusión y análisis, reflejo de una sociedad cada vez más inmersa en la cultura del espectáculo y la fama por conexión familiar.