En una decisiva apuesta por reformar su legislación familiar, Marruecos ha introducido significativos cambios en la ley de Familia, conocida como «la Mudawana», en un esfuerzo por restringir la poligamia y proteger a las mujeres y niñas mediante el aumento de la edad legal para contraer matrimonio a 18 años, permitiendo excepciones para jóvenes de 17 años bajo estrictas condiciones. Sin embargo, la reforma ha eludido modificar las normas que rigen la herencia entre géneros, una medida que ha generado controversia al considerarse contraria a los principios islámicos.
El presidente del Gobierno, Aziz Ajanuch, acompañado de varios ministros, anunció esta revisión profunda del código de familia de 2004, como respuesta a las demandas de grupos feministas y de derechos humanos que han instado a garantizar igualdad de género y más protecciones para las mujeres. La revisión fue iniciada por orden del rey Mohamed VI en septiembre de 2023 y culminó con la presentación del borrador ante el monarca, tras seis meses de consultas con diversos sectores de la sociedad civil.
La poligamia, ya limitada, se restringirá aún más, exigiendo el consentimiento de la primera esposa y limitándose a situaciones excepcionales, como la incapacidad de la esposa para concebir o enfermedades que impidan las relaciones sexuales. Además, la reforma amplía los derechos de las mujeres en caso de separación, permitiendo la tutela legal de sus hijos y manteniendo la patria potestad incluso si contraen un nuevo matrimonio.
A pesar de estos avances, la reforma ha evitado abordar la igualdad de género en cuestiones de herencia, manteniendo la disposición coránica de que los varones hereden una parte mayor que las mujeres. Esta decisión ha generado debate, aunque el gobierno ha propuesto alternativas para mejorar los derechos sucesorios de las mujeres, como excluir el domicilio conyugal de la herencia y reconocer el trabajo doméstico de las esposas como una contribución económica al matrimonio.
El ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Tawfiq, señaló que ciertas demandas contradecían la religión y la Constitución del país, pero enfatizó que se ofrecerían alternativas para garantizar derechos adicionales, como obligar a los padres biológicos a mantener a sus hijos nacidos fuera del matrimonio.
Estos cambios legislativos son un testimonio de la compleja negociación entre tradición y modernidad en Marruecos, mostrando un esfuerzo por avanzar en los derechos de las mujeres mientras se respetan las bases religiosas y culturales del país. La implementación efectiva y los impactos reales de estas reformas en la vida de las mujeres marroquíes aún están por verse, pero marcan un paso importante hacia la igualdad de género en la región.