La reciente noticia del despliegue militar a gran escala de Marruecos cerca de las costas canarias ha generado inquietud en el archipiélago, especialmente debido a su posición a apenas 125 kilómetros al sur de Fuerteventura. Este anuncio llega en un momento particularmente sensible y se espera que las maniobras duren tres meses, provocando una espera tensa por más información sobre los objetivos de estas. El Gobierno canario ha solicitado aclaraciones sobre la naturaleza y finalidad de estas acciones militares descritas por Rabat como unilaterales, destacando la preocupación tanto por la seguridad como por el posible impacto en los delicados equilibrios ecológicos y relaciones entre Canarias y Marruecos.
Estas maniobras, desarrollándose cerca de El Aaiún y Dajla, se inscriben en un complejo contexto de relaciones internacionales, marcadas por disputas territoriales y problemas ambientales. La preocupación se extiende a las posibles consecuencias para los fondos marinos y la biodiversidad local, especialmente teniendo en cuenta los antecedentes de afecciones a la fauna marina debido a actividades militares en la región. La reacción política local ha sido de demanda por transparencia y un recordatorio de los compromisos del presidente Pedro Sánchez con la Agenda Canaria, reflejando la tensión histórica en las relaciones entre Canarias y Marruecos.
La memoria del desastre ambiental de 2002 causado por el uso de sonares de la OTAN, que provocó el varamiento masivo de cetáceos en Fuerteventura, agrava la preocupación de los canarios. Esto subraya la necesidad de una gestión cuidadosa de las actividades militares y de una comunicación abierta para prevenir impactos negativos en la vida marina y garantizar la protección del medio ambiente y la preservación de la paz en la región. La situación pide una respuesta coordinada que equilibre la seguridad con el bienestar de las comunidades y el entorno natural.