En el bullicioso plató de «MasterChef Celebrity 10», Mariló Montero se ha convertido en uno de los rostros más conocidos del programa. Durante una reciente prueba de exteriores, la presentadora rememoró un episodio de su vida que marcó un hito en su relación con los medios de comunicación. Fue un relato de empoderamiento y derechos que resonó entre los asistentes.
La conversación se tornó hacia su pasado con la prensa del corazón, especialmente en el contexto de su divorcio hace 17 años. Mariló subrayó la importancia de pasar página, pero también quiso resaltar cómo había logrado proteger su privacidad, un objetivo que parece haber conseguido a través de una palpable determinación. “No soy un personaje perseguido por los medios”, afirmó en una entrevista llevada a cabo por Torito, un exreportero de Telecinco. Aunque su declaración fue contundente, la historia detrás de ese éxito es igualmente impresionante.
Durante unas vacaciones en Bora Bora, Montero se enfrentó a dos paparazzi que se ocultaron en un hotel para capturar imágenes de ella en toples. La historia no solo es reveladora, sino que también destaca la lucha por el respeto a la intimidad. “Lo pararon, porque pedí medidas cautelarísimas. Si no, ahora mismo sabría todo el mundo cómo es mi cuerpo”, expresó con orgullo, reafirmando su derecho a proteger lo que considera sagrado.
El conflicto judicial resultó en uno de los castigos más altos en este ámbito, nada menos que 265,000 euros, una cantidad sin precedentes. “Es la mayor cantidad que se ha conseguido en la historia. Más incluso de lo que ganó Elsa Pataky”, afirmó. Para Mariló, esta victoria no solo le aportó una considerable indemnización económica, sino que también establece un precedente en la lucha contra la invasión a la privacidad.
Sin embargo, su batalla no se limitó a lo económico. Mariló puso de relieve que la sanción era también por insinuaciones erróneas que habían surgido en torno a su situación. “Las mayores sentencias que se pagan es por insinuar…” afirmó en referencia a un malentendido sobre su compañía en aquel momento.
Así, mientras cocina y compite en el talent show, Mariló Montero se erige como símbolo de resistencia. Su historia no solo habla de un conflicto con los medios, sino que también sirve de recordatorio de la importancia del respeto a la intimidad, algo esencial en un mundo donde las fronteras entre lo público y lo privado a menudo se desdibujan.