En Cuenca se ha llevado a cabo el emotivo adiós a una de las ciudadanas más destacadas de la localidad, la famosa ventrílocua Mari Carmen Martínez Villaseñor, conocida en toda España como Mari Carmen y sus Muñecos.
El cuerpo de la artista llegó este jueves por la mañana desde un tanatorio en Majadahonda hasta la Iglesia de San Pedro en Cuenca. Allí fue recibido por numerosos amigos y vecinos del Casco Antiguo, lugar donde residía Mari Carmen en la calle San Juan.
La ceremonia contó con la presencia de importantes personalidades, como el reconocido diseñador Eduardo Ladrón de Guevara. Además, el alcalde de la ciudad, Darío Dolz, hizo acto de presencia para acompañar a Mari Carmen en su último adiós.
El alcalde resaltó la importancia de la ventrílocua para la ciudad y mencionó que ella fue un ejemplo de lo que significa ser conquense en todo el mundo, recordando que estuvo presente en la vida de todos desde temprana edad, cuando la televisión aún era en blanco y negro.
Aunque Mari Carmen ya cuenta con una calle con su nombre en el barrio de Los Tiradores, el alcalde adelantó que se está considerando hacer algún otro tipo de homenaje a la célebre ventrílocua.
En el interior del templo, la familia colocó un retrato de Mari Carmen cuando era joven junto a doña Rogelia, uno de sus famosos muñecos, sobre el féretro. Pronto, el ataúd se cubrió de coronas de flores, siendo una de las más emocionantes la de sus propios muñecos, quienes expresaron su tristeza por la partida de su amiga.
Después de la ceremonia, la comitiva fúnebre se trasladó al cementerio municipal de Cuenca, donde un gran número de conquenses acudieron para despedir a la ventrílocua.
Una mujer se acercó a su hijo, Miguel Almanzor, y le dijo: «Habéis hecho bien en enterrarla aquí, la queríamos mucho». Él agradeció todas las muestras de cariño y pésame que han recibido de los vecinos en estos momentos difíciles para la familia.
Finalmente, su hijo despidió a Mari Carmen, considerada «Hija predilecta de Castilla-La Mancha», con palabras llenas de emoción: «Cuenca en tu corazón, descansa en la ciudad que tanto amaste». Mientras sonaban los aplausos de los familiares y vecinos, algunos provenientes de pueblos de la provincia, Mari Carmen descansa desde ahora en la tumba que ella misma eligió.
